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GERARDO ALONSO D E F I L I E L 335 I.—EL ESCANDALO DE LAS DESIGUALDADES El Papa se ve obligado a denunciar las enorm es desigualdades que se dan en el m undo de hoy, y lo hace valientemente. Desde las p rim e ras líneas de la encíclica, aparece la testificación de e s ta realidad . Pueblos que se esfuerzan po r escapa r del ham b re y de la m iseria. Pueblos ham b rien tos que in te rpelan con acento d ram á tico a los opulentos. Pueblos en gravísimas dificultades y p rob lem as del subdesarro llo . Escándalo de d isparidades h irien tes; condiciones de vida y tra b a jo indignas de la persona hum ana. S itua ­ ciones cuya in ju stic ia clama al cielo. Innum erab les hom b res y mu­ jeres en con tinen tes en teros, to rtu ra d o s po r el hamb re; niños sub- alimen tados; regiones en te ras condenadas al más tris te desaliento. Cuando tan to s pueblos tienen hambre, cuando tan to s hogares su­ fren la m iseria, cuando tan to s viven sumergidos en la igno rancia..., todo derroche, todo gasto de osten tación , toda c a rre ra de a rm a ­ m en tos se convierte en un escándalo in to lerab le. N uestra caridad con los pob res que hay en el mundo, y son legiones infinitas, debe se r más activa y generosa... Así, a través de toda la encíclica, la voz del Papa que denuncia tan tris te situación, y que llama al m undo a rem ed iarla Una encíclica no es lugar p a ra detallar, con nom bres y números, esta m iseria del mundo. Es suficiente denunciarla y b u sc a r la fo rm a de rem ed iarla. Seguram en te la prensa de cada nación se ha hecho eco de estad ísticas imp resionan tes, según las cuales, cerca de 40 m i­ llones de personas m ueren cada año de ham b re, y o tro s dos mil m illones viven en la m iseria. No obstan te, se destruyen, tam b ién cada año, muchos m illones de vagones de trigo , y de kilos de carne y de arroz y de azúca r y de café; y se echa petró leo a las p a ta tas, y se v ierte la leche en los ríos, y se deja p u d rir la fru ta en las p lan ta ­ ciones..., p a ra que, no abundando estos artícu los, no b a je su precio en el mercado. Juan XX III escribió: «Destru ir o m algasta r bienes que son in­ d ispensab les pa ra la vida de los hom bres es ta n con tra rio a los deberes de la ju stic ia como a los que impone la hum an idad» 2. E ste gigantesco espectro del h am b re y de las desigualdades sociales constituye hoy el p rim e r p rob lem a p a ra la hum an idad . 1. Popidorum Progressio, 26 de m arzo de 1967. AA S 59 (1967) pp. 257-299. Cf. nn. 1, 2, 4, 9, 30, 45, 53, 76. E n este tra b a jo se cita el docum ento con referencia a sus núm eros m arginales. 2. Mater et Magistra, 15 de m ayo de 1961. AA S 53 (1961) p. 441.

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