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S. GO N Z A LEZ D E C A R R E A 3 1 3 de D. F. Strauss, en el año 1835 , lo que produjo una auténtica revo­ lución en la interpretación de los evangelios 7. Frente a las inter­ pretaciones racionalistas precedentes, Strauss comprendió que lo verdaderamente importante era explicar la formación de la materia evangélica, especialmente en lo relativo a los relatos de milagros, la gran dificultad y el gran escándalo en la crítica racionalista. Como es sabido, Strauss recurre a la actividad mitificadora de la comunidad cristiana primitiva. La comunidad, a partir de la fe y de las esperanzas mesiánicas judías, forma consciente o incons­ cientemente una figura de Jesús que responda plenamente a su fe en él. Esos relatos evangélicos de cosas extraordinarias no son historia, son mitos, en los que se expresa la fe de la comunidad 8. «Mientras se consideren los evangelios como fuentes históricas en sentido estricto, es imposible una presentación histórica de la vida de Jesús» 9. Este elemento formativo, mitificante —la fe me- siánica judía— es decisivo para apreciar la posible autenticidad o no autenticidad de un dicho. Los dichos que expresan esta fe mesiánica, tal como la vive la comunidad primitiva, no podrán ser atribuidos sin más a Jesús. Strauss separa claramente la figura del Jesús histórico de la figura del Jesús tal como nos lo presenta la fe de la comunidad en los evangelios. A todo lo largo del siglo x ix y principios del siglo xx se suceden ininterrumpidamente las diversas presentaciones de la vida de Jesús, que historió A. Schweitzer en su célebre libro Die Lebens- Jesu-Forschung 10. Común a todas estas «vidas liberales» era el afán por ofrecer un Jesús histórico auténtico, diferente del dogmático- tradicional. En estas reconstrucciones del Jesús histórico juega un papel importante la determinación de lo auténtico o de lo inautèn­ tico en los dichos que se atribuyen a Jesús. Podemos afirmar que, en general, el criterio decisivo es la conformidad o no conformidad con la imagen que cada autor se ha formado de Jesús. Y esta ima­ gen está determinada la mayor parte de las veces por concepciones filosóficas o antropológicas. Esta actitud tiene una de sus últimas manifestaciones en la pre­ sentación escatològica que A. Schweitzer hace de Jesús en la con­ 7. Ib., p. 147 ss. 8. Cf. D. F. Strauss, Das Leben Jesu für das deutsche Volk bearbeitet. 9. A ufl. B o n n 1895, p. 184 ss. 9. Ib., p. 50. 10. Geschichte der Leben-Jesu-Forschung. 6. A u fl. T übingen 1951.

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