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S. G O N ZA LEZ D E C A R R E A 331 cidan en una m isma dirección 7I. El com po rtam ien to típico de Jesús es el au tén tico m arco de su p red icación 72. Dicho compor­ tam ien to no es ni el de un p ro fe ta ni el de un m aestro sapiencial, sino el de un hom b re que se atreve a a c tu a r en lugar de Dios, al acercar a sí a los pecadores, que sin él tend rían que h u ir de Dios 7\ El c riterio decisivo de au ten tic idad p a ra los dichos es que se tra te de «dichos de amo r, en los que el pasado es anulado» 74. N. A. Dahl y F. Mussner 7S han enum erado algunos criterios h istó ricos. En p rim e r lugar, como pun to de p a rtid a abso lu tam en te seguro está el hecho de la m uerte violenta de Jesús en la cruz. V inculado ín tim am en te con este hecho está la especial p retensión m esiánica de Jesús, que queda así h istó ricam en te asegurada. Pues sin ella se ría incomprensib le h istó ricam en te la m uerte vio len ta de Jesús en la cruz. Po r o tra pa rte , Jesús se nos p resen ta en los evan­ gelios como un «carácter» del todo singular. Hay cosas que ún i­ cam en te pueden ser de él: su posición en relación con los diversos g rupos del pueblo. En su figura se no ta una determ inada m anera de reaccionar, to ta lm en te peculiar. Este «carácter» no puede ser una invención. Además, el mundo am b ien te de Jesús es palesti- nense, y constituye no sólo el trasfondo sino tam b ién la condición de toda su activ idad . E stos y o tro s hechos seguros h istó ricam en te pueden se r criterios que ayuden a d e te rm in a r con m ayo r seguridad lo au tén tico de muchos dichos evangélicos. d) Criterio dogmático. Para com p le ta r la m ateria, creo nece­ sa rio decir algo acerca de los criterios dogmáticos: m ag isterio y trad ición . Desde el pun to de v ista católico, un a enseñanza form al del m ag isterio o un a doc trina m an ten ida constan tem en te en la trad ición como pertenecien te a la fe, es algo decisivo y no rm ativo tam b ién p a ra el exégeta. Pero en cuan to a la cuestión de hecho el p rob lem a es d istin to . ¿H a s ta qué pun to la enseñanza de la tra ­ dición y del m ag isterio nos pueden ayuda r hoy a reconocer la au ten tic idad de un dicho de Jesús? Como respuesta a la p regun ta, juzgo im po rtan tes las observaciones siguientes. Tan to la trad ición an tigua como el m ag isterio no h an p restado atención d irecta al p rob lem a de la au ten tic idad tal como se p lan ­ 7 1. Gessammelte Aufsätze I I, p. 155. 72. Ib., p. 155. 73. Ib., p. 156. 74. Ib., p. 369. 75. C f. F. M ussner , Der historische Jesus und der Christus des Glaubens, en B Z 1 (1957 ) 227-230.

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