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32 2 C R IT E R IO S D E A U T E N T IC ID A D . que implica es que el dicho, tal como lo leemos en el evangelio, expresa en primer término la comprensión y la intención del evan­ gelista. Sería sumamente interesante ver algunos casos concretos, puestos de relieve por importantes monografías modernas, católi­ cas y protestantes, a las que hemos aludido en una nota anterior. Incluso para Marcos la actividad redaccional se ha demostrado muy profunda. Véanse, por ejemplo, las obras recientes de W. Marxsen, T. A. Burkill, E. Schweizer, etc. Así podemos hablar de tres pre­ sentaciones sinópticas de Jesús, profundamente distintas entre sí. En este sentido tiene plena razón W. Marxsen cuando afirma que «propiamente no hay evangelios sinópticos» 47. Cada texto, cada dicho debe ser estudiado a la luz del conjunto, de la obra de la que forman parte, como expresión, en primer lugar, de la mente del evangelista. Un mismo dicho, aunque muy semejante en cuanto al fondo y a la forma, adquiere distinta valoración, distinto sentido, si se quiere, según los diversos evangelistas 4®. Transformaciones en el seno de la tradición. Es totalmente cierto que nuestros evangelios sinópticos están formados a base de uni­ dades literarias más o menos amplias, que tuvieron originariamen­ te una existencia independiente. Lo primitivo no es el relato se­ guido o el discurso concatenado, sino el relato o los dichos sueltos. Pero tanto los relatos como los dichos tienen una larga historia, han sufrido un largo proceso transformante en el seno de la comu­ nidad cristiana primitiva, en sus diversas etapas. Esta historia y este proceso, estudiados especialmente por la morfocrítica, ponen de manifiesto un elevado número de factores comunitarios y am­ bientales que han influido profundamente en la formación de la materia tradicional. Podemos decir que la historia de la tradición refleja la historia de la comunidad, y, a su vez, la historia de la comunidad cristiana primitiva se refleja en el proceso formativo de la tradición. Por ser algo sobradamente conocido, nos contentamos con enu­ merar los motivos principales, que se aceptan generalmente como determinantes en la formación de la materia evangélica en el cauce de la tradición: la predicación en sus diversas modalidades, según el conocido concepto de Dibelius, la parénesis, los motivos apolo­ géticos y polémicos, la disciplina y organización de la comunidad, 47. Der Evangelist Markus. S tudien zu r R edaktionsgeschichte des Evangelium s. G öttingen 1959, p. 144. 48. Cf. S. Gonzalez de Carrea, a. c., p. 222.

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