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242 S H A K E S P E A R E , PO ETA D E L « E S P L E N D ID O A IS L A M IE N T O » ado rnan a los buenos: la verdad será su pan y su m aestra , y tend rá po r consejeros pensam ien tos san tos y divinos. Será am ada y te­ m ida, bend ita de los suyos y te r ro r de sus enemigos que, temb lando como campo de trigo batido , dob larán sus cervices con angustia. Aum en tará con ella el bien y en su reinado todo el mundo pod rá comer seguro, a la som b ra de su p a rra , los fru to s de su labor, y c an ta r a todos sus vecinos las alegres canciones de la paz. Dios será conocido de verdad . Sus súbd itos ap rende rán de ella los ju sto s cam inos del hono r y bu scarán po r ellos la grandeza, y no po r sangre. Y esta g ran paz no m o rirá con ella, sino que de sus cenizas b ro ta rá , como al m o rir el ave m arav illosa, la virginal fénix, un heredero tan adm irab le como ella m ism a...» 8. ¿Puede falsificarse más cín icam en te la h isto ria y tra ic ion a r me­ jo r las p rop ia s dotes poéticas? ¡Poesía y Verdad! Sólo siete años después de esa servil adu lación abandona su p a tria , guiado po r un supuesto católico, y po r motivos religiosos, en busca de libe rtad de conciencia, un g rupo de lab rado res, a rte ­ sanos y comerciantes. Es el «Mayflower». ¿No h ab rán demostrado esos ignorados Sm ith, Miller, Kelly, Kennedy... una personalidad m o ralm en te supe rio r al «ápice de la d ram a tu rg ia occidental»? ¿No testim on ia cada uno de ellos su fe en un Dios personal, cuyo p a r­ tidario se declara? Sh., po r el con tra rio , parece haberse m an te ­ nido a lo sumo en una ind iferen te n eu tra lid ad h a sta el fin. El «Titán de Avon» curvó plebeyamente su e sp íritu a los caprichos y exigen­ cias del régimen, puso sus dotes n a tu ra le s al servicio del tirano de tu rno , a los que ensalza sin ru b o r ni segundas intenciones. En cambio, los grandes hom b res no se doblegan an te la op resión de las circunstancias, sino que éstas a rrec ian su hom b ría, lo cual sí suele ser de valo r hum ano y universal. Dante, Savonarola, Bruno, Juan de la Cruz y en Ing la te rra Milton, que vio quemados púb lica­ m en te sus escritos, siendo él m ismo a rro jado a la cá rce l... Estos d ieron la talla de lo hum ano un iversal en medio de un am b ien te hostil h a sta la persecución o la m uerte. Ni en la vida personal de Sh. ni en la existencia lite ra ria de sus c ria tu ra s puede ra s tre a rse el tragicismo que se p roduce cuando la conciencia m oral choca con el poder abso lu to e in justo . En él se tra ta siempre de conflictos a escala insu lar, libetana, en tre natu ralezas, gestos o figuras de la h isto ria inglesa. Casi la to ta lidad de esos reyes, príncipes o señores que se ag itan sob re las tab las han logrado su poder po r astucia, engaño o asesinato y, p resas de una existencia elemental, sufriendo 8 . The Famous History of the Life of King Henry VIII (V , 5, 23 ss.).

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