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G A B R IE L D E S O T IE L L O tiene nada de científica; el fatalismo , con la consiguiente ausencia de la libertad en el hombre; la negación de la inm o rta lidad perso­ nal; la doc trina del en tend im ien to único p a ra todos los hombres; la tesis de que todo lo que ocu rre en la tie rra se debe al influjo de los astros. He aqu í los e rro res que el doc to r Seráfico ataca repe­ tidam en te, sobre todo en sus conferencias en la Universidad de París sob re el «Hexaemeron». No es fácil descub rir en ninguna de esas afirmaciones ideas progresivas. Viene luego D uns E scoto . Aunque es tra tado con cierta simpatía, lo es igualmente con un desconocim iento to ta l de su pensam iento. Como Marx p a ra los m arx istas debe de ser algo infalible, se recu rre a unas pa lab ras que escribió, po r lo visto, sobre Escoto: «hizo que la teología m isma precon izara el materialismo». Una a rb itra ried ad de este volumen apenas merece la pena de que nos detengamos en ella. Por comodidad no se cita nunca una sola frase de los docto­ res católicos que con firm a ra las doc trinas que se les atribuyen . ¿No se rá éste un refinado fideísmo, obligando a los lectores poco precavidos a acep ta r a ciegas lo que les dice el libro? En nuestro caso no hay una sola afirm ación en toda la ob ra del Doctor fran ­ ciscano que pueda d a r pie a sem ejan te dislate. Prosigamos: «De­ m o strab a la imposib ilidad de fundam en ta r racionalm en te la idea de la creación pa rtiendo de la nada». La redacción ésta en su mismo enunciado viene a fectada de ambigüedad. Partiendo de la nada no se puede fund am en ta r nada, es n a tu ra l. Pero, p a ra tr a ta r de la creación, a nadie se le ha ocu rrido nunca empezar po r la nada. Nues­ tro conocim iento empieza po r los seres mundanos. Ahora bien, esos seres, afectados como están de rad ical contingencia, postu lan una creación en sen tido estricto , un a creación desde la nada de los m is­ mos. Esa creación la realiza Dios. «Dios, escribe Escoto, puede causa r y hacer algo inm ed iatam en te, sin el concurso de ninguna o tra causa; luego puede crear, o d a r ser efectivamente a algo a p a rtir de la nada» 7. «Reconocía que la razón se hallaba en dependencia de la volun­ tad». De nuevo la ambigüedad. El en tend im ien to , pa ra Escoto, ob ra po r natu ra leza y no es libre en presencia de la verdad que se le manifiesta claram en te. En este sen tido no depende de la volun tad . E sta puede ser una facu ltad más noble, lo que no implica dom inio sobre el acto p rop io del en tend im ien to . Escoto enseña que la causa eficiente to tal de la volición es sólo la volun tad . El en tend im ien to p resen ta a la vo lun tad los ob jetos posibles de volición. Pero en la 7. Report., 2, d. 1, q. 3, n. 8. 4

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