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210 LA F IL O S O F IA C A T O L IC A V IS T A D E SD E LA U .R .S .S . v idea tu r qualis qu isque popu lus sit, illa sun t in tuenda quae diligit» b. En este m undo andan am bas ciudades confund idas y sólo el día del ju icio queda rá separado el grano de la p a ja . Siendo esto así, cae po r falta de base lo que añade el Diccionario, a saber, que «esta doc trina constituyó una poderosa arm a en la lucha de los Papas con tra los feudales seglares». Que en alguna ocasión se haya usado de la doc trina agustin iana p a ra apoyar la supe rio ridad de la Iglesia sob re el Estado , no es razón p a ra que demos a la Ciudad de Dios una in te rp re tac ión que no adm ite. Cierto que «la influencia de Agustín sob re el desarro llo u lte rio r de la teología c ristiana ha sido enorme». Pero si sus doc trinas fundam en tales son las a p u n ta ­ das, ni hab ía nada de valioso que ap rende r de él ni su influ jo se hub iera dejado sen tir. FILOSOFIA ESCOLASTICA Acerca de la Escolástica apenas parecen conocer o tra cosa que lo de la filosofía «ancilla theologiae», mal en tend ido , natu ra lm en te . «Su m isión —la de la filosofía— con sistía ... en in te rp re ta r de un modo ortodoxo y fund am en ta r en el plano formal, los dogmas reli­ giosos p roclamados po r la Iglesia católica» (FFM, 60). La Esco lástica no se p ropuso fundam en ta r, ni en el plano fo r­ mal ni en ningún o tro plano, los dogmas religiosos. El «fides quae- rens intellectum» se p ropon ía ún icam en te ilum ina r el con ten ido de la revelación, a fin de hacerla lógicamente comprensib le en lo que fuera posible. Lo m ismo que hoy la filosofía de la natu ra leza in ten ta ilum ina r la realidad ex terio r en cuan to nos sea posible, sin que ello implique ninguna «esclavitud de la razón». La razón puesta al servicio de una realidad , sea n a tu ra l, cu ltu ral o revelada; pero, quede claro, con los medios estric tam en te racionales. Eso es todo y a eso se reduce el famoso vasallaje de la filosofía a la teología. E n tre los escolásticos voy a lim ita rm e a los de la escuela fra n ­ ciscana. Sobre la in te rp re tac ión de las doctrinas tom istas hab la ré en o tro apa rtado . De los franciscanos figura en p rim e r lugar S an B uenaventura . De él se dice que se man ifestó con tra las ideas p ro ­ gresivas de su tiempo. No se nos explica qué ideas e ran ésas y po r eso las voy yo a señalar. E ran ideas insp iradas en Aristóteles, tal como lo in te rp re tab an los ave rro ístas del siglo xm . Las principales de en tre esas doctrinas eran la de la e te rn idad del mundo, que no 6. De civ. Dei, X IX , 24.

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