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G A B R IE L D E S O T IE L L O 207 Diccionario bajo el epígrafe «Culto a la personalidad» , en el que se rep iten las m ismas críticas acerbas con tra el D ictador fallecido, «que ocasionó graves daños a la teo ría y a la p rác tica del socia­ lismo». Y Konstan tinov (FFM, 685-6) vuelve de nuevo al tema y achaca en p a rte a circunstanc ias h istó ricas y en p a rte a defectos personales de Stalin , esa desviación que su frió el Partido . Y uno se pregun ta: ¿qué seguridad es la que ofrece un sistem a doctrinal si puede qu ed a r amenazado de la noche a la m añana po r un jefe político? ¿ Y a qué queda reducida la cacareada libe rtad de pensa­ m ien to de que ala rdean los pensado res m arx istas? Pero el epígrage «estilo inqu ietan te» apun ta d irec tam en te en o tra dirección. Nos inqu ieta un estilo filosófico en el que los maes­ tro s actuales del pensam ien to ruso com ienzan po r simplificar asom ­ b rosam en te las co rrien tes filosóficas de la h isto ria, encajando el nom b re de idealistas a todos aquellos que no profesan un m ate ­ rialismo rad ical. Y nos inqu ieta todavía más el hecho de que las denom inaciones a tribu id a s a los filósofos estén tom adas de cam ­ pos que tienen muy poco que ver con la filosofía, tales como «filósofo reaccionario», «filósofo burgués», «pequeño burgués», etc. Y cuando la inqu ie tud llega a sobrecoger es al encon trarse con que, en libros científicos, apenas se puede leer una página sin tropezar con insu l­ tos más o menos gruesos co n tra los que no adop tan la filosofía m arx ista. Es una impresión dep rim en te la que se siente al p a sa r de la lectu ra de filosofía occidental, de cualqu ier tendencia que sea, a lectu ras destinadas a la juven tud m arxista. Este estilo p rapagand ístico e in su ltan te no ha encon trado nunca lugar en la limpia preocupación po r la verdad. Po r mi p a rte me siento muy desfavorab lemen te d ispuesto an te un a enseñanza en la que, más que razones objetivas, lo que dan son golpes de maza con tra sus adversarios. E n trando más d irec tam en te en m ateria, vaya una advertencia prelim inar. Es muy escaso el espacio que se concede a la filosofía occidental. En cambio figuran en los libros de filosofía ru sa temas que no tienen nada que ver con la filosofía. Un bo tón de muestra: en el DF no figura el nom b re de Suárez, pero se dedica un a rtícu lo a la p a lab ra «gazmoñería». Sin comen tarios. Pero aún el espacio dedicado a nuestros pensadores está lam en tab lem en te mal ap ro ­ vechado, como veremos a través de este artícu lo .

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