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222 LA F IL O S O F IA C A T O L IC A V IS T A D E SD E LA U .R .S .S . Para los tom istas «el pensam ien to racional, que p referen tem en te tiene que ver con cosas y fenómenos del ilusorio mundo del más acá, lo único que puede hacer es fo rm u la r hipótesis» (Ib ., 480). Acerca del valor abso lu to y no m eram en te hipo tético , escribe un neo tom ista —y todos están de acuerdo con él— : «Valor abso lu tus (iudicii ration is) non solum p ro hoc iud ican te, sed pro omni intel- ligente, etiam pro in tellectu divino, ideoque p ro in tellectu qua tali, valet» “ . «Adaptándose a las condiciones actuales los neo tom istas com ­ baten , bajo la b ande ra de la defensa de la razón, la idea de que el hom b re está rodeado de fuerzas m ísticas incognoscibles. El Vati­ cano ha condenado incluso a los ex istencialistas po r sostener ideas semejantes» (Ib.). Esto es encan tado r. ¿C on tra qu ién iban a luchar los neo tom istas? Como no fuera con tra los esp iritistas. Pero la filosofía neo tom ista no suele dedicarse a tales escaramuzas. Desde luego, piénsese lo que se qu iera de los ex istencialistas, a ningún ex istencialista le ha pasado po r la cabeza p a rtir una lanza en favor de esas fuerzas m ísticas incognoscibles. Y el Vaticano, aunque «idea­ lista», no acostum b ra com ba tir con tra molinos de viento. «Los neo tom istas separan el conocim iento racional del conoci­ m iento sensorial y consideran que el origen de las ideas no está ligado d irectam en te a la sensación, que la sensación desempeña sólo el papel de excitador o estim u lado r del conocim iento racional. Desde su pun to de vista la sensación y el pensam ien to son indepen ­ d ientes el uno del o tro y el paso del conocim iento sensorial al pen­ sam ien to se cumple en v irtud de la in tervención de la vo lun tad divina» (Ib.). No es fácil acum u lar más delirios en menos palab ras. Veamos. Los tom istas no «separan» el conocim iento racional del sensorial; se con ten tan con «distinguirlos». En segundo lugar sí consideran que el origen de las ideas está ligado d irectam en te a la sensación. Las ideas están en las cosas y es ahí donde la in teli­ gencia debe verlas. Valga, po r o tro s muchos, un texto de A. Marc: «Como nuestro conocim iento progresivo depende de los sentidos p a ra la adqu isición de las ideas, no se vuelve hacia un mundo —como creía el p laton ism o— de inteligibles subsistencias p a ra re ­ cib ir de ellos la luz, sino hacia un m undo en el que el inteligible es, po r el con tra rio , algo materializado» n. En el paso del conoci­ m iento sensorial al intelectivo no interviene p a ra nada la vo lun tad divina. 11. J. B. L o tz , Ontologia. Barcelona, 1963, 58 12. A. Marc, Psicología reflexiva. Madrid 1965, t. I, 268.

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