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G A B R IE L D E S O T IE L L O 2 1 7 es nom inalista sin saberlo. O nom inal, como se llam aba a los occa- m istas, pues no creo que aluda a los p rim eros nom inalistas. El desconocim iento de la filosofía occidental estalla po r todas las hend idu ras. Cuando hab lan del realismo medieval suelen en ten ­ derlo como realismo moderado . Pero en ocasiones lo confunden con el realismo excesivo de Guillermo de Champeaux, y luego aco­ tan: «Se hallaba tam b ién muy próximo a esta co rrien te Tomás de Aquino. Lucharon con tra el realismo los rep re sen tan te s del nom i­ nalismo. Esta lucha era expresión de la pugna existente en tre las dos tendencias de la filosofía: la m a te ria lista (nom inalismo), y la idealista (realismo)» (DF, Realismo medieval). Posiblemente se es­ cribe y se piensa al dictado, po rque encon tram os en dos libros idén­ tico e rro r h istó rico y filosófico. Tomás de Aquino se opuso al rea­ lismo p laton izan te, sin necesidad de ser ni nom inalista ni m ate­ ria lista . La tesis len in iana de que «lo un iversal existe sólo en lo singular» es la tesis comun ísim a en todos los g randes pensadores medievales. Cuando no saben cómo hacer m a te ria lista a un au to r que qu isieran con ta r en tre los suyos, recu rren a que, de h abe r p ro ­ cedido con lógica, hub iera term inado m ate ria lista . Ya vimos este truco usado con Rogerio Bacon. Lo emplean con o tro s tamb ién , incluso con Kant. «La tendencia m a te ria lista de la filosofía kan tiana se manifiesta en el reconocim iento de la existencia de la realidad ob jetiva. Kan t enseña que existen «cosas en sí», independ ien tes del su jeto cognoscente. De h ab e r llevado adelan te consecuentemente esta concepción, Kan t h ab ría llegado al m ateriasmo» (FFM, 80). Pero si deb ieran desem bocar en el m aterialism o todos los que reconocen la existencia de realidades independ ien tes del pensam ien­ to, h ab ría que con fesar que el m aterialism o ten ía consigo a casi toda la trad ición filosófica occidental. Sólo un empu joncito de la lógica y Platón, San Agustín, San to Tomás, Escoto, Descartes, Kant y Bergson se convierten en m ate ria listas. Y ellos sin en terarse. Pero aqu í se está jugando to rpem en te con esa independencia de la cosa respecto del pensam ien to . Se juega con la independencia en un doble sentido. Se puede adm itir que el mundo existe en sí, independ ien te de nuestro pensarlo , como ocu rre en Kan t y en casi toda la trad ición filosófica. Y esto no lleva a n ingún m aterialismo . Pero se puede pen sar en una independencia to tal de la m ateria, en que sea la m ate ria lo abso lu to y lo único, no causada po r el Pen­ sam iento, es decir, po r Dios. En tal caso tenemos m aterialismo fo r­ m al y no sólo v irtual. Conviene que las cosas queden claras.

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