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BERNARDINO DE ARMELLADA 115 trincie Scoti in Scheeben in ” De Deo Uno” ; P. Sagüés, O. F. M., El Maestro Pedro de Navarra, O. F. M . (t 1347) y su com en tario sobre el libro I de las Sentencias', I. Vázquez, O. F. M., Principales cen tros de enseñanza y representantes del escotism o en España. Por último nos complace el recuerdo de la simpática charla del P. G. Allegra, O. F. M., Il Primato assoluto di Cristo secondo S. Paolo e Duns Scoto nelle m ie conversazioni col P. Teilhard de Chardin, S. J. Fue en Pekín donde se conocieron y donde conversaron mucho de teo­ logia y filosofia franciscana. Muchas veces el P. Teilhard exclamaba : «¡Esto es lo que yo pensaba!», viendo con sorpresa la correspondencia profunda de sus grandes intuiciones con la visión teológica del Doctor Sutil. La familiaridad y viveza con que el P. Allegra contó sus recuer­ dos dieron un marco aun más franciscano a su interesante comuni­ cación. Instintivamente se nos viene el parangón de este congreso escotista con el Concilio, que ha puesto a la Iglesia frente a un camino nuevo que tiene que recorrer sin quedarse anticuada ni traicionar su direc­ ción antigua. Al fin, el escotismo es una parte de la Iglesia. También ha de aprestarse a servir con su tesoro añejo a una orientación se­ gura por los derroteros de la renovación. Se espera con impaciencia la conclusión de la edición critica de las Obras del Doctor Sutil y Mariano. Quizás entonces tuviera cumplimiento oportuno la moción del Congreso de Oxford y Edimburgo en pro de su canonización. Pero hemos de esperar, sobre todo, que sus ideas fecunden nuestro espíritu para hacerlo madurar en la verdad que lleva a la plenitud del amor. B e r n a r d in o de A r m e l l a d a PP. Capuchinos - León

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