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110 CONGRESO ESCOTISTA EN OXFORD-EDIMBURGO tes armas para combatir y alejar la nube negra del ateísmo que en­ sombrece nuestros tiempos». Pues, en frase del mismo Papa, la teo­ dicea escotista se deduce «de dos principios escriturísticos referentes a Dios: ”Yo soy el que soy” y "Dios es amor”, de forma admirable y persuasiva como ninguna». Todavía confiesa tener la esperanza de que «quizá la doctrina de Escoto pueda ofrecer un áureo exordio para entablar el sereno diá­ logo» entre la Iglesia Católica y la Confesión Anglicana, bien por el sentido práctico del Doctor Sutil, bien por el predominio que da a la caridad, o por el acendrado método crítico de su teología. En resumidas cuentas el Papa proclama a Duns Escoto un teólogo de actualidad e invita estudiarle en la seguridad de que será un tra­ bajo útil a la Iglesia y al mundo. Bajo estos augurios papales y dando respuesta práctica a sus de­ seos, comenzó el magno congreso en la universitaria ciudad de Oxford. La apertura constituyó realmente un acto ecuménico desacostumbra­ do hasta el presente. Tuvo lugar el día 11 de septiembre a las 8 de la tarde en la iglesia universitaria de Santa María Virgen (University Church of St. Mary the Virgin), asistiendo, con el Delegado Apostó­ lico en Gran Bretaña y amplia representación de la Jerarquía cató­ lica, el obispo anglicano de Oxford, Dr. Harry Carpenter y el Vica­ rio de St. Mary, vestidos ambos de sus trajes litúrgicos. Después de ima plegaria común se descubrió y bendijo una lápida conmemora­ tiva del centenario colocada en el muro de aquella venerable iglesia en que algún día enseñó Juan Duns Escoto. Siguieron los saludos a los congresistas: del ministro británico de Instrucción y Ciencia, Dr. R. Goronwy, en nombre de S. M. la Reina; del obispo de Oxford en nombre de Su Gracia Michael Ramsey, arzobispo Primado de la Iglesia Anglicana; y del P. Carlos Balie en nombre de la Orden Fran­ ciscana y de la Junta Organizadora del Congreso. Acto seguido Monseñor Higinio Cardinale, Delegado Apostólico en Gran Bretaña, subió las gradas del pùlpito desde donde pronunció el discurso inaugural del Congreso sobre «El significado de la Carta Apostólica ’’Alma Parens” del Papa Pablo VI». El periódico «Oxford Mail» del día siguiente hacía resaltar el hecho: «Desde el lugar en que John Henry Newman predicó siendo Vicario de St. Mary, y desde donde John Keble pronunció el sermón que dio comienzo al movi­ miento de Oxford, el Arzobispo presenta lo que es en efecto el discur­ so inaugural del congreso. En ocasión tan notable no puede imagi­ narse apertura más impresionante». Era la primera vez (después de la separación de Roma), que un predicador católico dirigía la pala­ bra en la iglesia que sigue siendo el centro de «la Universidad más religiosa del mundo» (como la describió Newman).

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