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gicas. Han sido éstas, mejor, las que han obedecido y seguido a la pastoral. CELEBRACION DE LA MUERTE CR IST IANA Un estudio acerca de la historia y doctrina de esta parte de la li turgia funeral nos hizo ver que, en un principio y durante bastante tiempo, la celebración de la m uerte cristiana fue otra cosa muy dis tinta de lo que ahora estaba siendo: una «recomendación» 2 del alma, entendida esta palabra en su sentido más peyorativo. La encuesta, por otra parte, nos ha puesto también en evidencia que hoy es toda una pastoral ¡a que clama a gritos por otro enfoque de ese difícil y trascendental momento de la vida de un cristiano: su muerte. Todos los que nos han contestado a dicha encuesta vienen a re conocer que una «recomendación del alma» apenas ya la pide nadie y que, de volver a ella, tendría que ser con otra estructura del rito propio de la misma: más breve, más pascual en todo su conjunto, más lleno de esperanza y no tan cargado de «patetismo» como el actual. «Yo nunca he hecho una recomendación del alma —nos contes tan desde Cádiz— ; creo que una postura (!) más sacerdotal, una pre sencia de consuelo y de comprensión... ayudarían más». «La reco mendación del alma —nos llega esta contestación de León— yo la llamaría mejor ayudar a bien morir, y en este sentido no creo que se pueda prescindir de ella. Yo he vivido junto al lecho de los moribun dos los momentos más maravillosos de mi vida sacerdotal de los cuales he salido muy beneficiado». En seis puntos se apoyan nuestros argumentos y distinciones que se deben tener en cuenta a favor de la vuelta (lo que implicaría su adaptación antes de nada) a un tal rito, a otra pastoral del mismo. Personalmente estamos convencidos que nunca quizá como hoy el hombre ha necesitado al sacerdote para morir: para saber morir, lo que no es tan fácil, repetimos una vez más; para ver otra luz en medio de la noche de la muerte; para tener otra esperanza frente a la incertidumbre; otro consuelo frente al dolor natural de morir; otra audacia ante el riesgo de la eternidad. Creer que el hombre —por más cultivado, más moderno, etc.— es hoy más capaz de morir él so lo, sin ayuda de nadie, nos parece una utopía y, desde un punto de 8 6 POSIBILIDADES HOY DE UNA LITURG IA FUNERAL 2. M antenem os aú n la p a la b ra «recom endación» a fin de en ten d em o s m ás fá cilm ente y como con traste —si se quiere— de lo que defendem os en nu estro estudio.
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