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94 POSIBILIDADES HOY DE ÜNA LITURG IA FUNERAL cramentos, hacer el entierro y los funerales, ambicionaba poco y du­ damos que se la pudiera llamar pastoral. Pero incluso, aunque no fuera para una expresa Celebración de la Palabra o presidir como sacerdote-celebrante el rezo especial de una parte del rosario, nunca estaría mal vista —y sí pastoralmente aprovechada y agradecida— una visita del párroco u otro sacerdote en su nombre a la casa del difunto durante el tiempo de la «vela». Como sugerencia, diremos aquí también que este «ensayo» podría comenzar a propósito de la muerte de un familiar o amigo, cuando se tuviera la certeza de que no sólo no habría obstáculo ninguno por parte de la familia para esta todavía «extraña» celebración, sino de que era bien vista incluso. Los fieles de la parroquia (irían siempre algunos) tendrían que ser especialmente invitados. Y dos, tres veces repetida una tal Celebración serían suficientes para aceptarla las demás familias y casi exigirla. Prácticamente, ya hemos dicho cómo sería posible su realización. El interés y el tesón de los pastores resolverán otros muchos inconve­ nientes que podrían surgir, sin duda, cada vez que se intente poner en marcha este no menos rico aspecto de una liturgia de difuntos. También en el Apéndice aludido y en un esquema muy sencillo, proponemos tres Celebraciones para el tiempo de la «vela» al difunto en su propio domicilio, que giran en torno a otros tres temas diferen­ tes: muerte y esperanza; muerte y confianza en Dios; muerte y re­ surrección. Tres temas que pueden muy bien corresponder a otros tres tipos de familias cristianas en el seno de las cuales se realizarían. Como es lógico, la pequeña homilía deberá tener en cuenta siem­ pre los diferentes temas y textos, para no hacer nunca un simple y fácil elogio de la muerte cristiana; sino ir a algo mucho más profun­ do que las diferentes familias nos exigirán con ese motivo y a propó­ sito de un tal acontecimiento, como ya hemos indicado. Los textos y cantos que ofrecemos, hemos procurado que se ajus­ ten al tema propuesto. Pero como todo esto no deja de ser siempre algo personal y subjetivo, si se viera que no responden exactamente al tema, cada cual es muy libre de escoger otros. Lo que interesa es el esquema —breve, no muy complicado de lecturas y cantos— y éste siempre se puede salvar. Los cantos hemos querido que se encontraran todos —para mayor facilidad de los sacerdotes y fieles— en el libro «CANTEMOS AL SE­ ÑOR» que ha editado el Instituto Superior de Catequética de la Uni­ versidad de Salamanca en colaboración con el Instituto Superior de Pastoral de la misma Universidad. Comprendemos, con todo, que algún sacerdote pueda inclinarse en concreto por otros cantos o salmos. Nuestros esquemas, lejos de ce

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