PS_NyG_1967v014n001p0057_0083

S. GONZALEZ DE CARREA 61 sinópticos es improbable. Las ocasionales coincidencias entre Jn. y Me. pueden hablar a favor de un conocimiento de este evangelio por parte del autor de Jn., sin embargo tal vez se expliquen mejor con la admisión de interferencias a nivel de las respectivas tradiciones ora­ les. Tanto Sch. como Br. admiten interferencias, cruces entre la lla­ mada tradición joánica y la tradición sinóptica. Los contactos con Le. no son inmediatamente literarios. Son numerosos tanto por .lo que toca a la materia tradicional como en lo tocante a la formulación y motivos teológicos. Hay que buscar su explicación en los estratos más profundos del proceso tradicional. 2) La tradición joánica, externamente considerada, es en muchos aspectos más pobre que la sinóptica. Esto no obstante, puede ofrecer no pocas informaciones dignas de consideración bajo el punto de vis­ ta histórico. A esta clase pertenece la tradición sobre el Bautista y la historia de la Pasión. La cronología de la muerte de Jesús, la vista ante Anás y las negociaciones de los judíos con Pilato despiertan confianza. Bajo el punto de vista geográfico, llaman la atención, además de los datos sobre los lugares del bautismo y sobre Caná y Samaría, las in­ formaciones sobre la actividad de Jesús en Judea y Jerusalén, que bien pueden apoyarse en el círculo de discípulos que había allí. 3) En Jn. hay muchos indicios de una antigua tradición de pa­ labras y hechos de Jesús, que no sólo se presenta como de rango igual a la sinóptica, sino que se le asemeja también en cuanto a la forma, siempre que se les logra aislar de ¡a presentación teológica del «evan­ gelista» o sé indaga su forma original. Este estrato primitivo o sub- estrato de la tradición joánica, en cuanto al tiempo, puede paran­ gonarse con la tradición sinóptica. 4) Para su materia especial disponía el autor de relatos orales muy peculiares, antiguos, y de segura información. Se trata de un estrato tradicional con el que se ha querido reconstruir un «escrito-base» o un «evangelio» joánico. 5) A estas tradiciones primitivas pertenecían también dichos y otros elementos discursivos característicos que el «evangelista» habría usufructuado para sus discursos de Jesús 10. Br. enumera como ejemplos típicos del carácter «factual» de las tradiciones propias a Jn. los siguientes puntos: 1) En el cap. 4, las referencias a los samaritanos, a su teología, a sus prácticas cultuales en el Garizim y al emplazamiento del pozo de Jacob. 10. Sch. 30-31. 59.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz