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76 E X E G E SIS CATOLICA Y CUARTO EVANGELIO tario —introducción y exégesis— aluden al «evangelista», no se refie­ ren al apóstol Juan. Suponen que el autor tiene su estilo, su teología, sus preocupaciones y problemática, y que los ha sabido verter y ex­ presar en el evangelio. Si en algún evangelio estilo y contenido van unidos y se implican es en Jn. Sch. reconoce que se trata de una po­ sición «media», sujeta, por lo tanto, a las objeciones que sin dada le vendrán de los de la derecha y de los de la izquierda 47. III. IDEAS TEOLOGICAS Ni Sch. ni Br. ofrecen en la introducción lo que hoy entendemos por una teología bíblica del cuarto evangelio. Los dos se contentan con exponer, de forma breve, la posición del autor en tomo a algunos puntos, sujetos hoy a una viva controversia, y que son indicativos de la perspectiva teológica general del evangelio. Acertadamente reco­ noce Sch. que la tendencia fundamental del evangelio es cristológica, expresada claramente en el texto de 20, 31. Lo que ante todo le inte­ resa al evangelista es suscitar la fe en la persona de Jesucristo y en su obra salvífica. Pero esta intención cristológica se realiza en forma de «evangelio», en una exposición selectiva de «signos» de Jesús. In­ separablemente imidos a tos «signos» están los discursos de revela­ ción o autorevelación. Ambos elementos deben llevar a una misma conclusión: a la fe en Jesús, Hijo de Dios, vida de los hombres. En definitiva, el cuarto evangelio es una fundamentación «sui generis» de la confesión de fe primitiva. También hace ver Sch. cómo la cris- tología joánica se orienta toda ella hacia la soteriología. Todo lo que el Jesús joánico dice, hace, revela o realiza por medio de «signos», acaece para que los hombres puedan alcanzar la salvación, la con­ secución de la vida eterna, que está en Cristo y únicamente en El. Los «signos» manifiestan la «gloria» de Jesús y, al mismo tiempo, están llamados a despertar la fe en él. Sólo los creyentes logran com­ prender su verdadero alcance y sentido 4S. La exposición sobre la doc­ trina joánica de la salvación, Jesús «Salvador del mundo», el sen­ tido expiatorio de la muerte en cruz y la fe ocupan unas páginas in­ teresantes en Sch. 49. En esta nota voy a fijarme solamente en la ac­ titud de Sch. y Br. con respecto a tres temas joánicos: la eclesiolo- gía, los sacramentos y la escatología. 47. Sch. 88. 48. Sch . 135-138. 49. Sch . 138-140.

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