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70 E X E G E SIS CATOLICA Y CUARTO EVANGELIO 1. El carácter externo del evangelio y Juan el apóstol. Tanto Sch. como Br. tienen presentes los argumentos esgrimidos por P. Parker 35, en total unas 21 objeciones. La tesis de Parker viene a ser esta: dado lo que sabemos por los textos del NT de Juan el após­ tol, es imposible atribuirle la composición de un evangelio como el de Jn. Ciertamente, muchos de los argumentos que aduce son en sí muy poco probativos. Otros, sin embargo, son dignos de atento examen y tienen su peso. Así, la afirmación sobre la distinta importancia que tienen Pedro y los dos hijos del Zebedeo en los evangelios sinópticos y en Jn.: en los sinópticos desempeñan un papel principalísimo en la trama evangélica, participan en la resurrección de la hija de Jairo, en la transfiguración, en la escena de Getsemani. Por el contrario, en Jn. nunca son nombrados los hijos del Zebedeo (excepto en el ca­ pítulo 21, un apéndice), mientras que otros personajes son nombrados con más frecuencia y tienen mayor interés: Natanael, Felipe, Tomás, Nicodemo, Marta y María, etc. También la omisión de escenas carga­ das de tanto simbolismo como la transfiguración, la expulsión de de­ monios se explica mal si se supone que el autor del evangelio es Juan el apóstol. Bien es verdad que los argumentos «e silentio» no suelen probar demasiado, pero no dejan de tener interés en el conjunto de una argumentación. Y en nuestro caso concreto, llama la atención que Juan, pescador de Galilea, no hubiera mostrado más interés por escenas del mar, por motivos galileos. Sch. y Br. intentan valorar el alcance de las objeciones, reducién­ dolas a sus verdaderos lim/tes. Personalmente debo reconocer que es­ ta crítica no me logra convencer. Creo que la fuerza está en el con­ junto de la argumentación. Aunque algunos casos pudieran de suyo tener otra explicación, la coincidencia o convergencia es demasiado fuerte. Por otra parte, es cierto que Jn. se presenta con carácter se­ lectivo (20, 30), cuya finalidad preferente es despertar la fe en Je­ sús, Hijo de D:.os (20, 31). Por lo mismo, no domina la intención de dar un relato histórico más o menos seguido o más o menos completo. La dificultad crece cuando se analiza el evangelio en cuanto obra de un posible testigo ocular. Hay una escena en el evangelio en la que se apela al testimonio presencial (19, 35). Pero la interpretación de este texto es de tal manera incierta que resiulta prudente no tomarlo como argumento base para elaborar sobre él una teoría. El análisis interno descubre algunas particularidades, algunos datos personales, 35. P . P a r k e r , John the Son of Zebedee and the Fourth Gospel, en JBL 81 (1962) 34-43.

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