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V IC E N T E MUÑIZ 55 grande es el amor. Y no obsta el que en teoría, por un imposible, per­ manezca en el plano absoluto la posibilidad de caída. De dejar de amar el Bien Sumo. Porque la Gracia Santificante fortalecerá la vo­ luntad de tal suerte que ame inmutable e indefectiblemente. Pero, eso sí, conservando siempre la voluntad el dominio sobre su acto. Esto indica la importancia, para Escoto, que en la Estética debe ocupar la voluntad y la libertad. La contemplación es esencialmente libre, para poder ser fruitiva. Y aunque en el objeto puedan coincidir las tres razones de bien, puede el amor prescindir de lia razón instru­ mental y deleitable para amar sólo con amor de amistad. La delecta- bilidad es algo que sobreviene al acto volitivo, pero que no lo consti- ye intrínsecamente. El valor estimativo de una belleza engendra amor y el amor el riesgo. Por esto la felicidad que suscita es la de «mover­ nos» hacia ella y en ella fijarnos libremente M. V ic e n t e M u ñ iz PP. Capuchinos - Salamanca - La Serna 84. E . de B r u y n e , o. c ., p. 388.

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