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54 LA CONTEM PLACION E S T E T IC A EN JU A N DUNS ESCOTO de Dios hasta el desprecio de sí mismo; otra, desde el amor de sí mis­ mo hasta el desprecio de Dios 80. De aquí que amar con amor de amis­ tad es estar en riesgo continuo. Es el riesgo de toda estética metafí­ sica y transcendental: convertir en fruición lo que únicamente es ob­ jeto de delectación. Convertir en fin Jos medios. O al revés. Vale en estética la frase de Cristo, más honda que la de S. Agustín: «el que quiera salvar su alma, la perderá; y el que la perdiere por amor a Mí, la salvará» 81. ¿Qué sucede, cuando la voluntad aprehende el último fin? ¿Está necesitada a fruir de él? Quedó ya indicado que necesidad y libertad no se oponen, en cuanto necesidad indica inmutabilidad. Escoto va más adelante todavía y determina explícitamente los casos en que la voluntad fruye sin estar necesitada. La voluntad no fruye nece­ sariamente del fin aprehendido oscuramente y en universal, ni del fin visto oscuramente y en particular ni en cuanto está de su parte el adherirse a algo, aunque sea el Bien Infinito, para fruir 82. La última razón de la postura voluntarista reside en que la volun­ tad es causa total y suficiente, en último término, de sus actos. Es dueña y señora; es libre precisamente por eso. Porque puede querer o no querer, querer de este modo o de aquel. Y cualquier intento por hacer que la causa del obrar sea un juicio intelectual, aunque sea el práctico, es introducir en el ámbito volitivo algo ajeno y extraño que hace perder a la voluntad la propia naturaleza que posee y que todos experimentamos como libre. Es hacer que la voluntad deje de ser due­ ña de sus actos, para pasar este dominio a la Inteligencia 8J. Esto, aplicado a la fruición de la visión beatífica, declara la per­ manencia eterna de la dignidad libre del hombre aún ante la divina belleza. El hombre la amará fruitivamente por toda la eternidad, pe­ ro con libertad plena. Siendo señor de su acto. Cuanto más libre, más 80. «H a ec est s e n te n tia A u g u s tin i De civitate Dei lib ro X I V cap. 28 sive u ltim o , a : «D uas c ivita tes fe c e ru n t duo am ores : c iv ita ts m d ia b o li a m o r sui usque ad con- te m p tu m D e i, c iv ita te m D e i a m o r D e i usque a d c o n tem p tu m sui». Ord., I , d. I , p . 3 ; q. 5, n . 179, p. 118. 81. M t., 10, 38. 82. « Q u a n tu m a d p rim u m a rtic u lu m dico quod voiluntas fr u itu r n o n necessario h is quae s u n t ad fin e m , sic nec fin e obscure ap prehen so e t in u n iv e rs a li. Q u a n tu m a d secundum a rtic u lu m concedo cum p rim a opin ione quod n o n necessario fr u itu r fin e obscure viso e t in p a rtic u la ri... Q u a n tu m a d te rtiu m a rtic u lu m dico quod vo lu n tas e leva ta n o n necessario q u a n tu m est e x p a rte sui fr u itu r fin e sic viso». Ord., I , d. I , p . 2, q. 2 ; n . 143, p . 97. 83. Joaquin C arreras A rtau, Eiisayo sobre el voluntarismo de J. Duns Scoto. (Una contribución a la. liistoria de la filosofia medieval ). Tesis p a ra e l doctorado en filo s o fia . G e ro n a , T ip o g ra fia C a rre ra s , 1923.

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