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V IC E N T E MUÑIZ 41 tuición existe entre contemplador y objeto contemplado doble rela­ ción : real y actual. Esta, segunda es la relación específica de la intui­ ción. La primera indica en el plano criteriológico, como indicamos an­ teriormente, que la mente contempladora es mensurada por el objeto intuido. La abstracción coincide con la intuición en la primera rela­ ción, no en la segunda. Prescinde de la relación actual, pero de tal manera que lo abstracto comienza a dibujarse en la esfera de lo sen­ sible y es imagen o representación objetiva de lo dado por intuición. En tanto tiene valor científico en cuanto representa lo exterior exis­ tente contemplado. La relación de actualidad del conocimiento intui­ tivo queda en la abstracción convertida en relación aptitudinal. Tiene aptitud para hacer presente en el orden ideal lo que en el orden exis- tencial y de actualidad dejó de estarlo 37. De aquí que la abstracción, aunque pertenezca a un orden propio y autónomo, depende en la for­ mación de la idea abstracta del objeto existencial presente, del cual es imagen o representación objetiva. Cabe, pues, una reflexión abs­ tracta científica sobre lo que se posee intuitivamente. Se quiere dar a entender que ponerse en comunicación directa con lo intuido es poseer, de golpe e inmediatamente, un conocimien­ to perfecto ,8. Sin proceso laborioso ni temporal. Pero el hambre vive en el tiempo y toda su actividad la desarrolla también en el tiempo. La intuición le pone en contacto inmediato con el objeto. Pero el co­ nocimiento posesivo y complaciente en el amor de lo intuido exige es­ pacio y tiempo. Es un conocimiento lento, por perfiles o facetas. La intuición coloca en la intimidad del objeto. Fuera de esta intimidad queda lo superficial y vano de lo intuido. Cuanto mayor es la dura­ ción de intimidad, el conocimiento va haciéndose más profundo. Esta mayor profundidad de conocimiento supone distancia en el que co­ noce. El objeto intuido y amado no es el sujeto que conoce y ama. Esto hace posible una reflexión sobre lo intuido y amado. Y en la re­ flexión se puede hacer una abstracción, mediante la cual, sin dejar de 37. Quodl., q. 13, desde el n . 10; t. 25, p . 525a. V éase to d a la cuestión en donde Escoto d e sarro lla estas m ism as ideas. « A lite r p o te n tia vel sensus p a rtic u la ris cognoscit o b ie ctum , a lite r p h a n ta s m a . Sensus entim p a rtic u la ris est o biecti, secun dum quod est in se v e l p e r se existens; p h a n ta s m a cognoscit id em , secun dum quod est praesens p e r speciem , quae species posset esse eius, M eet n o n esse existens vel praesenst it a quod co g n itio p h a n ta s tic a est a b s tra c tiv a respectu sensus p a rtic u la ris » . O x\, 1. 2, d. 3, q. 9, n . 7 ; t . 12, p . 213a. C£. T a m b ié n : n . 14, p . 217b. Y e n Ox., 1. 1, d. 3| q. 6 , n n . 5 y 7 ; t. 9, p . 236b, 238b. De anima, q. 22, n . 3 ; t. 3, p . 629a. 38. A lfo n s o L ópez Q u in ta s , Metodología de lo suprasensible. E d it. N acionaJ, M a d rid , 1963, c. 5, p p . 306-320 y 368-375.

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