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G A B R IE L DE SO T IE L L O 347 exemplares concurrunt in mente: una inhaerens, scilicet creata, alia illapsa, scilicet non creata, et sic contingimus verbum perfectae ve- ritatis» 4. Para Escoto esta postura, en su afán de evitar el error, nos lleva directamente al escepticismo de los académicos. «Istae rationes vi- dentur concludere impossibilitatem certae cognitionis naturalis». RESPUESTA DE ESCOTO Duns Escoto se enfrenta serenamente con esas dificultades y les va dando respuesta con un rigor implacable. La primera objeción venía de la mudanza que sufre el objeto. Pues bien, si el objeto sobre el que va a recaer el conocimiento está en constante cambio, nin­ guna certeza se puede obtener acerca de él bajo la razón de inmuta­ ble, y con ninguna luz, ni creada ni increada, es posible certeza al­ guna, porque no hay conocimiento cierto cuando lo que se conoce existe de modo distinto a como se conoce, y por lo mismo n o hay cer­ teza cuando lo mudable se conoce como inmutable. En segundo lugar, si a causa de la mutabilidad del ejemplar o de la especie que se da en nuestra alma no puede haber certeza, puesto que todo lo que advenga al alma es sujetivamente mudable, el mismo acto de entender será mudable también, y de ahí se seguiría que el alma no puede recibir en sí misma ninguna norma que la libre del error. Se seguiría igualmente que el mismo acto de entender, al ser más mudable que el alma misma, nunca podría alcanzar la verdad. Y resulta ineficaz el recurso a esa unión entre la especie que nos llega procedente de las cosas y la que nos viene de arriba, porque si la que nos llega de las cosas es algo incompatible con la certeza, ésta se torna imposible. De dos premisas, una necesaria y la otra contin­ gente, sólo se puede seguir una conclusión contingente. La tercera razón aducida es igualmente inválida, porque, mien­ tras en el conocimiento intervenga una especie abstraída de las cosas y de la que no sabemos si conviene o no conviene con el objeto, no podemos tener un criterio válido para la verdad. Nos encontramos, pues, abocados al escepticismo académico. A Escoto le interesa hacer ver que la autoridad de S. Agustín no favorecía de hecho a los agustinianos, con lo que éstos perdían un apoyo precioso. Para ello se apoya en textos tomados de los Soliloquios y del «De Trinitate», en los cuales S. Agustín da a entender que ad­ 4. I b id ., n . 217.

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