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EL PROBLEMA CRITICO EN ESCOTO Es bastante corriente la opinión de que hasta Descartes no se planteó en serio el problema crítico, ni radicalmente hasta Kant. No podemos negar que en Descartes y en Kant sobre todo ese proble­ ma adquiere unas dimensiones nuevas, pero tampoco se puede acha­ car a la escolástica un dogmatismo acrítico, como si aceptasen sin más lo que nos certifica el sentido común. Nunca ha habido una au­ téntica filosofía acrítica y la escolástica merece con todos los hono­ res el nombre de filosofía. Aquí vamos a ver cómo Duns Escoto se sitúa en la raíz misma del problema critico, de donde surgirá la po­ sibilidad de la filosofía y de la ciencia. PLANTEAMIENTO RADICAL En los Comentarios Oxonienses se pregunta Escoto: «Quaero an aliqua veritas certa et sincera possit naturaliter cognosci ab intellectu viatoris, absque lucis increatae speciali illustratione» >. No debemos olvidar que Escoto filosofa en una circunstancia muy concreta, en un ambiente, no de escepticismo, pero sí de teocentris- mo, en el que los filósofos buscaban en la verdad eterna la base para la inmutabilidad de la verdad que necesita la filosofía. Por eso su pri­ mera acción se dirige a desembarazar el camino de las dificultades que podían obstaculizar la marcha, y el ataque va directamente con­ tra aquéllos que buscaban en la verdad divina la luz que ilumina las cosas y que hace posible la verdad humana. La fuente de esta pos­ tura, como es sabido, había sido S. Agustín. Escoto tenía abundancia de textos que favorecían la postura iluminista. Entre todos ellos es­ coge aquellas palabras del libro X II de las Confesiones: «Si ambo videmus verum esse quod est, ubi, quaeso, id videmus? Nec ego utique in te, nec tu in me, sed ambo in ipsa quae supra mentes nostras est incommutabili veritate» 2. 1. Op. O x., ord. I, d. 3, q. 4, n. 202. L a s notas corresponden a la edición critica de la s obras de D u n s Escoto. 2. August., C on f. X I I , c. 25, n. 35.

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