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3 3 2 LA LEY NATURAL EN LA FILOSOFIA DE ESCOTO ción, composición de términos y deducción silogística. De modo que la ley natural viene a descubrirse con el mismo proceso según el cual nuestra mente llega a conocer la naturaleza de las cosas, la del hom­ bre y la de Dios: pues apenas conocida dicha naturaleza, brota el conocimiento de las relaciones vigentes entre tales sujetos; y en­ tonces se obtiene el juicio práctico, a la luz del cual se orienta la praxis para ser recta 55. A la cuestión fundamental: Qué leyes descubre la m en te humana com o necesarias o indispensables, Escoto respondería reduciéndolas gustosamente a una fundamental: «La criatura debe amar a Dios creador»; y mejor aún, enunciada en forma negativa: «No odiarás a Dios». Presupuesta como básica la ley del amor a Dios, ¿a qué otras se extenderá el Derecho natural, o mejor dicho, qué otras se incluirán implícitamente en dicho derecho y podrán y deberán ser tenidas co­ mo ley natural? La mente de Escoto parece (a lo menos a primera vista) que ha vacilado entre dos extremos: Extender ese contenido hasta márgenes excesivamente amplios; o viceversa, restringirlo has­ ta límites insospechadamente estrechos. He aquí una muestra: «Deum tamquam finem ultimum super omnia debere diligi, et pro- ximum sicut seipsum... Ex istis quasi ex principiis practicis alia prac­ tica in Scripturis sequuntur tradita, honesta et rationi consona, si­ cut de eorum rationabilitate patere potest singulatim cuilibet per- tractanti de praeceptis, consiliis et sacramentis, quia in ómnibus videtur esse quasi quaedam explicatio legis naturae, quae scripta est in cordibus nostris 56. ¡Extraña amplitud de la ley natural la que en este caso se afirma! En sentido contrario: «Illud quod «Diliges Dominum Deum tuum, etc.», non est simpli- citer de lege naturae in quantum est affirmativum, sed in quantum est negativum, prohibens oppositum: simpliciter enim est de lege naturae «non od ire»; sed an «aliquando amare», dubitatum est» 57. ¡Extraña restricción de la misma ley natural! ¡Cómo se compa­ ginan textos aparentemente tan dispares, por no decir contrarios? El mismo se encargó de damos la solución media; entre ambos ex­ tremos : 55. « P raxis ad quam cognitio p ra c tica exten d itu r est actu s alteriu s poten tiae quam intellectus, n atu ra lite r posterior intellectione, n atu s elici con fo rm iter intel- lectioni rectae ad h oc u t sit rectus». Ordinatio, pro!., n . 228. E d . V atican a , 1950, I , p. 155. 56. Ordinatio, prol., p a rs II, q. un., n. 108. E d . V atican a , 1950, p. 70. 57. Ox. I I I , d. 37, q. u n., n. 10 (X V , 844a).

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