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2 9 4 H A C IA U N A F E N O M E N O L O G IA D E L A M O R . respecto de D ios n o cabe en el hom bre un am o r libera lis —nada pu e de regalar a Dios— se vuelve a El pa ra com p lacerse en sus p e r fe c ciones y bondades. Este volverse del hom bre a D ios es e fe c to del am o r d e c om p la c en c ia , que a flo ra siempre en un m y s te r iu m laudis, en un o fic io d iv in o de a laban za 17. Pese a que p a ra San Pablo el tem a se trueque en ocasiones en un r ito rn e llo o especie de estribillo, A. Nygren n o ha ten ido en cuen ta en su ponderosa ob ra esta respuesta hum ana al am o r libera l de Dios. Es esta una de las graves de ficien cias del estud io. Nos parece, p o r el con trario, un a cie rto ex traord ina rio de Z. Alszeghy e l haber subra yad o e s ta fo rm a fundam en ta l del amor en San Buenaven tura quien, com o en otras ocasiones, rep iensa teo lóg icam en te lo que v iv ió m ísti cam ente su San to Fundador en el H im n o d e las C r ea tu ra s, in v ita ción a un can to cósm ico por la B ondad libera l del Padre Bueno que está en los cielos. 4) A m o r am ic itia e . Es el amor m ás estud iado en la an tigüedad clásica. Pensadores griegos y rom anos lo h icieron tem a p re fe rid o de sus reflexiones. P la tón y Aristótles, C icerón y Séneca han sen tido p re d ilección por analizar los delicados m a tices de la am istad humana, En su n o ta prim aria n o s parece ser un amor que se funda , n o en el a fán de hacer bien al am igo, com o tan tas veces se afirm a , sin o en que el am igo es bueno- y podem os gozar de su con fianza . L a am istad m ás bien supone la bondad que la crea. Desde un a fe n om en olog ía de la am istad humana debem os a firm ar que el am i go es el com pañero ín tim o de v ia je hacia el ideal. Lo que n o s une a otro hom bre c o n amor de am istad e s el tom ar con c ien c ia de que cam i nam os h a cia una m isma meta, o b je t o de com ún anhelo. Se h a d ich o muy acertadam en te que com ienza la am istad, n o cuando d o s se m i ran el un o al otro, sino cuando los dos m iran ha cia el m ism o fin . Este fin com ún e s la raíz de la v in cu lación de las almas amigas, raíz que fru c tifica cuando las dos almas se sienten mu tuam ente buenas en 17. Tanto San Buenaventura como el Pseudo-Dionisio han subrayado este as pecto del amor. Z. A lszeghy lo constata respecto de San Buenaventura. Pero bebe esta inspiración en e¡l Pseudo-Dionisio, sin negar con ello otras fuentes de este espíritu latréutico, tan sensible en San Francisco. El Pseudo-Dionisio que durante siglos tuvo tan buena ’’prensa”, hoy sufre las consecuencias de su pseudonimia. No sólo A. Nygren sino también O legario González ve en él una mentalidad pa gana con cierto ropaje cristiano. Y sin embargo, las motivaciones hondas de una mente cristiana afloran por doquier. Una de ellas, el "mysterium laudis” , el sentido del canto y de la alabanza. ¿Dónde bebió fuera del Cristianismo su grandiosa li turgia cósmica?
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