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E N R IQ U E R IV E R A DE V E N T O S A 291 Rousselot se conex ionen el ’’am o r e x tá tic o ” y el ’’am o r de am ista d ” , al conceb ir el amor ex tá tico com o amor de benevolencia que busca el bien del «otro» en oposición al movimiento- egoísta, inheren te al amor de concup iscencia . Pero la historia protesta de tal conex ión al decir­ nos que desde el v iejo Platón , pasando por P lotino y p o r nuestros grandes m ísticos, el éxtasis va indefectib lem en te ligado a un amor de estructura deficiente, es decir, al am o r e r ó tic o . Y en térm inos de amor e ró tico se han repetido hasta la saciedad las descripciones del éxtasis por los m ísticos cristianos, P. Rousselot, con los autores que le siguen, ha traspuesto la pa labra ’’e x tá tic o ” de su sign ifica ción h is tó r ico -filo só fica a una con cepción puramente in telectual que ve en el amor extático, n o el salir fuera de sí, com o indica la misma p a ­ labra griega, sino un amor que busca e l bien del o b je to amado y n o el prop io. Podría en el m ero p lano conceptua l aceptarse, quizá, esta ter­ m inología, pero- ch o ca burdamente con la h istoria del amor 9. Ante la investigación p ro funda de Z. Alszeghy debemos con fesa r nuestra sorpresa al advertir la con traposición que establece entre el am o r p e r son a l de San Francisco a su Padre Celestial y el amor ’’ co ­ sí fica d o ” («sa chb e ton t») de San Buenaventura al S um m um B o n um 10. Muy en serio n os preguntam os al instante por la base h istórica de este con traste entre el san to fundador y su d o c t o discípulo. Y nos pareció inexistente. El probarlo n o s llevaría lejos. Por ahora báste­ n os de ja r constan cia de que divergencias tan flagran tes nos hablan de cierta inmadurez en el estudio filo s ó fico -te o ló g ico del amor. De esta insu ficiencia tenem os que partir en el estudio' del p ro ­ blema en Duns E scoto pa ra ir preparando nuevas perspectivas que aclaren las oscuras sendas del amor cristiano. Para resolver este problema intrincado1es necesario tomar con ­ cien cia de las diversas corrientes h istóricas que con fluyen en la fo r ­ mu lación de la tem ática del amor. Sólo- conociendo estas diversas c o ­ rrientes será posible percibir cóm o Se mezclan y combinan en los pen - 9. El P. V illalmonte, El argumento "ex caritate” en la doctrina trinitaria de San Buenaventura, en RevEsp. de Teol. (1953), p. 533, expone muy bien esta actitud mental cuando escribe: «En -el amor que -es ágape, la actitud fundamental del su­ jeto es el desinterés por sí mismo, la donación liberal a otro, el altruismo: amor extático, e. d., que sale de sí mismo para lograr su última perfección en comuni­ carse». Es cierto que el Pseudo-Dionisio' y otros autores dan pie para este modo de razonar. Pero nos parece que así se confunden más fácilmente los diversos pro­ blemas del eros y de la agape. Sería, sin embargo, muy interesante llegar a encon­ trar la motivación, el por qué el Pseudo-Dionisio habla de un eros extático difusivo, que actúa en virtud de su superabundancia cuando ni Platón ni Plotino, sus maes­ tros, han aplicado el concepto de eros a la difusión del Bien (tó agathón). 10. O . c., p p . 52 -5 3 .

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