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302 HACIA UN A F E N O M E N O L O G IA DEL AM O R . doctor sutil, quiso cimentar la supremacía de la inteligencia sobre la voluntad en que el verum , objeto del entendimiento, prima sobre el bonum , objeto de la voluntad 3S. Duns Escoto sigue a santo Tomás por estas serranías de la metafísica. Pero, defensor de la primacía de la voluntad sobre la inteligencia, ve en el bonum una prioridad sustancial sobre el verum . He aquí cómo razona. Concede primeramente que el verum tiene cierta primacía en al­ gún determinado orden de las relaciones entre el ser y sus transcen­ dentales —no interesa ahora precisar en qué consiste esta prima­ cía— ; pero al mismo tiempo afirma categóricamente que en el orden de la causalidad, es decir, en el acto por el cual el ser se comunica a otros seres y los perfecciona, el bonum es más noble que el verum , por hallarse en la misma raíz de esta comunicación del ser. Utiliza aquí el doctor una comparación que toma de lo que afirma la cosmo­ logía sobre la cuantidad y la cualidad. Pues si es verdad que en algún aspecto la cuantidad se halla más cerca de la sustancia que la cuali­ dad, no es, con todo, más perfecta que ésta en el orden de la infor­ mación y perfección. Del mismo modo; aunque el verum se halle más cerca del ser en algún orden determinado, no ciertamente en el más importante y fundamental: en el de la causalidad y comunicación del ser. Para Duns Escoto el bonum es la razón metafísica por la que el ser se difunde en los demás seres 36. Esto nos lleva a comentar brevemente el famoso principio meta- físico: « Bonum est diffusivum sa n . Acuñado a base de diversos pasa­ jes de las obras del Pseudo-Dionisio, tiene este principio especial sig­ nificación metafísica en el análisis de las procesiones y comunicacio­ nes divinas, tanto en la vida trinitaria, como en las relaciones de Dios y sus creaturas 31. Duns Escoto hace frecuentes referencias al mismo. Y si bien no tiene en su metafísica, ni en su teología, la importancia y significación que alcanza en san Buenaventura, no lo mengua tanto como santo Tomás, quien lo interpreta exclusivamente desde el plano de la causalidad final. Frente a esta postura de su predecesor y si­ guiendo la dirección de su propia escuela franciscana, el doctor sutil asigna al bonum una doble causalidad: la eficiente y la final. De tal suerte que el bonum se halla más cerca del ser que el verum , tanto en orden a comunicar las perfecciones — causalidad eficien te — , cuanto 35. Sumrrva Th., I, 5, 4 ad 2. 36. Oxon., 1 . IV, d. 49, q. 2; 24, p. 625. 37. Estudiamos este tema en nuestro art., La metafísica del Bien en la teolo­ gía de San Buenaventura, en Naturaleza y Gracia I (1954) 7-38. También Olegario González, o. c., pp. 117-143 hace de él un estudio muy detenido con amplia biblio­ grafía.

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