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BERNARDINO DE ARMELLADA 2 8 7 la visión beatífica para llegar a su perfección. En el caso contrario no podría nunca la visión de Dios convertirse en perfección de la misma naturaleza. Esto no impide, sin embargo, la gratuidad absoluta del sobrenatural, aunque tenga potencia pasiva natural para recibir­ la 47. Esa perfección absoluta consiste en la comunicación inmediata de un objeto' que, según una explicación muy propia de la escuela escotista, sólo puede presentarse al alma de un modo contingente y libre: Dios, objeto voluntario. Así es como Felipe Fabri mantiene y defiende la posición unitaria del escotismo en el problema del fin del hombre. El tema sigue siendo crucial para, la teología que vaya a lo pro­ fundo. Lamentamos sin cesar la desacralización del sentido de la vida porque los justos logros de la ciencia se han interpretado como con­ solidación de las creaturas en sí mismas, y el sentido de las cosas se viene a agotar en su confluencia práctica al servicio del hombre en su vivir terreno. Domina el ansia de una felicidad humanamente asequible y parece veleidad toda esperanza materialmente incom - probable. Consecuentemente se pretende reducir a estos valores el mismo sentido religioso. En un clima tal, no puede ser eficaz la apología desconectada que pondere o tro s va lores. Más bien hay que afirmar — con filosofía y pasión religiosa— que eso (la praeticidad terrena del progreso) no ba sta ; que es un sentido para la vida, pero que carece de plenitud. Así es como el espíritu se abre hacia Dios y se posibilita, siempre en un mundo de gracia, esa maravilla vital que podemos expresar en lenguaje actual llamándola encuentro personal del hombre con el Absoluto. Esa no es la terminología de Fabri. El hablará de potencias natu­ rales y perfecciones sobrenaturales, etc., que al no iniciado le pare­ cerán a lo más osamenta de una vida imperceptible. Sin embargo, la realidad de su enseñanza demuestra un equilibrio difícil en la con­ cepción unitaria del destino sobrenatural del hombre: destino ame­ nazado en su tiempo bien de desconexión con las realidades natura­ les, bien de irrespetuoso y hasta herético arrollamiento en su calidad de sobrenatural. Aunque no se encuentren en Felipe Fabri originalidades apasio­ nantes, ciertamente la explicación vigorosa de la escuela franciscana va ganando en hondura ante las dificultades. Y esto interesa mucho a a la Teología y a su historia. B e r n a r d in o d e A r m e l l a d a Teologado de PP. C apu ch ino s. - León 4 7 . C f r . n o t a 28.

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