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2 6 8 EL «MYSTERIUM CHRISTI» DEL VATICANO II Dios; nos hace de Sí mismo, de Cristo', del hombre, en el Misterio1de Cristo. Si mantenemos que «Misterio1 de Cristo» es, germinalmente, la d e c is ió n amorosa de salvar a los hombres; en Cristo, entonces podemos comprender la grandiosa interpretación teológica que D-uns Escoto da al Misterio de Cristo, al resumirlo1 en aquella fórmula «Deus v u lt d ilig i ab alto' summe» = «Deus v u lt ha be re a lio s co n d ilig e n te s se». En esta «decisión de elegir, de predestinar a Cristo», como sumo glori- ficador de la Trinidad y a todos los hombres en torno a Cristo, está expresado1 todo lo- que Dios hace y quiere ser para nosotros; lo que hace y es Cristo y lo- que han de hacer y ser los hombres ante Dios. Todas las demás verdades de la religión cristiana son un «comenta- iio», cada vez más amplio- y matizado, sobre aquella, decisión de la Trinidad por la que Dios «vult diligi ab alio summe». A pesar de su «sabiduría» Pablo no- agotó las; insondables riquezas del Misterio1de Cristo. Si hubiésemos de construir un sistema teoló­ gico centrado- en el Misterio de Cristo-, ayudados por los materiales que nos ofrece Duns Escoto-, encontraríamos lagunas en diversos mo­ mentos. Pero es indudable que Escoto- ha logrado captar el Misterio de Cristo- en su momento cumbre : en el momento en que, emergiendo de la vida trinitaria, la Caridad-Agape de Dios lo extiende hacia fuera al «querer ser amado por Otro en grado sumo» : De la virtualidad in ­ conmensurable de este q ue re r, de su riqueza insondable, brotan todas las gestas grandiosas que Dios ha llevado a cabo en la Historia de Salvación. Escoto- tuvo el acierto de fijar su mirada en lo- m ás sustan­ tivo y denso- del Misterio1de Cristo-: en el signo eterno- en que Cristo emerge de la vida divina, por el querer de la Trinidad, como sumo glorificador y amante de la misma Trinidad. Y en Cristo- emerge todo el mundo- sobrenatural y natural, querido por Dios para que se cum­ pla ordenadamente aquella su decisión suprema de que Otro ser dis­ tinto de Dios participe del Bien infinito y ame al Bien infinito en la forma más, perfecta posible: Toda la Acción de Dios en el mundo- va desde la creación hasta Cristo1y desde Cristo por la Iglesia hasta la Consumación, todo- ello constituye el M is te rio de C ris to en la plenitud de su realización. Y todo ello es visto- por Duns Escoto como despliegue de la densidad infinita de aquella d e c is ió n divina: «Deus v u lt d ilig i ab a lio summ e ». Tal es el M is te rio de C ris t o en p e rsp e c tiv a escotista . A lejandro de V illalmonte , O. F. M. C ap . Teo'logado de PP, Capuchinos. - León

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