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ALEJANDRO DE VILLALMONTE 2 5 9 tual economía de salvación, hay que decir que Dios ama más. a quien quiere dotar de mayor perfección sobrenatural. Y si miramos los se res desde su existencia concreta y les vemos, como teólogos, con ma yor dignidad y cercanía a Dios, es porque Dios les ha amado más¡ ab aeterno. Así se comprende la afirmación de que el más amado de todos los seres es Jesucristo; ya que El es el más próximo al Bien infinito, al Centrum Amoris. El es el que tiene más capacidad para contener al Bien infinito y para amar con la máxima perfección posible a Dios. El mismo principio vale para expresar la medida del amor de Dios a los demás seres: Querer Dios más¡ a uno es lo mismo que dotarle de ma yor perfección y dignidad en la jerarquía de los seres. Y también que rerle 'p rim e ro que a los de otra categoría, con prioridad ontològica. Esto se sigue de que Dios es «ordinatissime volens». Por tanto, no tie ne sentido afirmar que Dios ama más a un ser de categoría óntica inferior; pues su. amor en tal caso no* sería ordenado. Igualmente, se exige esta prioridad y posterioridad en el amor por el hecho de que el amor divino es liberal y creador : ama a los seres para enriquecerlos de ser, no por la perfección que ellos tuviesen antes de ser amados por Dios. Lo contrario 1 carece de sentido, ya que supondría dependencia del amor de Dios. Finalmente, podemos comprender ya la siguiente afirmación y sus consecuencias. Es lo- mismo, participar más de 1a. esencia divina; tener mayor dignidad y perfección ontològica; ocupar un puesto más alto en la jerarquía óntica de los seres; ser el más amado* de Dios; ser el primer amado» de Dios; ser el primero en el decreto divino que dispone la actual economía y orden de la salvación. Con todo este largo- razonamiento nos encontramos mejor prepa rados para entender aquel otro argumento' en que resumíamos el ra zonamiento' escotista sobre el M is te rio de C ris to escondido desde los siglos en Dios : Por ser Cristo el Summum Opus Dei, el Summum Bonum in én - tibus, y teniendo en cuenta el concepto revelado' de Dios como- Cari dad, amor ordenadísimo y liberal;, es inevitable afirmar que Cristo es el primero en el decreto divino que 'dispone la actual economía de salvación. 4. P rio rid a d on to lòg ica y cau sa lidad u n iv e rsa l de C risto . En la anterior explicación teológica sobre el puesto de Cristo en el plan divino 1 de Salud, se ha venido hablando' continuamente de «antes y después; de primero y segundo, prioridad y posterioridad; plurali dad y dependencia mutua en la pluralidad de signos y de decretos
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