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a l e j a n d r ó d e V i l l á l m ó n t é 2 3 3 NO poseemos ningún estudio exegético previo en que Duns Escoto fundamentase sus conclusiones y teorías teológicas; pero, en cambio, está muy en contacto con el contenido* básico de la Escritura y la tradición tal como- eran vividas por la Iglesia, de su tiempo. Para eliminar desde el principio la acusación de apriorismo, ex­ ponemos las ideas básicas, los principios que gobiernan todo el razo­ namiento escotista sobre el primado de Cristo. Si se les capta adecua­ damente en sí mismos y en su mutua relación se verá que la objeción de apriorismo) se desvanece. Y , positivamente, se habrá logrado en ­ tender el verdadero enfoque que Duns Escoto da al problema. Los principios aludidos los formulamos así: 1. Cristo es el Summ um Opus D ei, Summ um B on um in en tibus. 2. Dios es Caridad, amor ordenado y liberal. En la virtualidad de estos principios se encierra la doctrina de Escoto sobre el primado de Cristo y las posibles aplicaciones a escla­ recer el M is te rio de C ris to como realidad escondida desde los siglos en Dios. Estas afirmaciones aparecen en forma de «principios», de enunciados axiomáticos, que dan una ligera impresión de apriorismo; sin embargo, lo cierto es que se refieren a realidades concretas de la experiencia cristiana más depurada, a h e ch o s g igantescos, previos a toda elaboración teológica, de cuya verdad ningún cristiano podría dudar. La afirmación de Cristo es el Sum m um Opus D e i es el precipitado sintético 1 de las mejores ideas, reflexiones y vivencias seculares de un cristiano sobre Cristo. Y la afirmación de que Dios es Caridad, amor ordenado y liberal es, a su vez, e,l precipitado' sintético de las ideas y vivencias mejores del cristiano sobre su Dios, tal como éste se le revela en la Biblia, especialmente en el N. Testamento 1 y en toda la Historia de la Salvación. Sobre estos ’’hechos g ra nd io so s” se eleva, en afán de explicarlos, la teoría científico-teológica de Escoto sobre el primado de Cristo. 3. C ris to , ’’Summ um Opus D e i” . Siempre que Escoto quiere determinar el puesto que le correspon­ de a Cristo en el decreto divino de predestinación y no-predestina­ ción, sobre la gracia y la permisión del pecado, siempre tiene a la vista la realidad histórica de Cristo, tal como la vivía su conciencia cristiana: Cristo es. el S um m um Opus D ei, la obra cumbre, el más perfecto de los seres creados. Por consiguiente, no es posible conce­ birle existiendo desde la eternidad en la mente divina, si no 1 es te­ niendo allí el primer lugar, la preeminencia sobre todos.

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