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JESUS ALVAREZ ARROYO 1 4 9 Feijoo sobre esta cuestión; presenta dos aspectos bien distintos, ca­ paces de dar origen a dos distintas filosofías. Esta conciencia diferen­ ciada es lo que falta en los escolásticos españoles, que creen que todo se logra con la fidelidad a Aristóteles. En esto son ejemplares los ex­ tranjeros. «No le faltan en las demás naciones defensores a Aristóteles, pero defensores racionales, defensores con conocimiento de causa, que bien instruidos en los sistemas opuestos, saben las partes flacas por donde pueden atacar los que combaten a Descartes y a Gasendo, haciendo la justicia que deben, a la sutil inventiva del primero y a la sólida pers­ picacia del segundo, y por otra parte dejan libre el campo de la na­ turaleza a los filósofos experimentales, como verdaderos y aun únicos colonos de su fértilísimo terreno. Donde se advierte que a éstos, nadie les mira como facción opuesta, sino o como suyos o como neutrales, porque los experimentos y las consecuencias legítimas de ellos a todo sistema se pueden acomodar, o por mejor decir, todo sistema se puede acomodar a ellos» 82. B) La reforma propuesta por F eijoo , vista por él m ism o catorce años después. Las reformas que hemos señalado, las propuso Feijoo en 1736, año en que dio a la luz pública el tomo VII del Teatro Crítico. Feijoo en una A rvertencia previa a los discursos que iban a tratar de está reforma, hace una declaración del sentido que tiene su empre­ sa. Se trata, simplemente, de una propuesta. No de una exigencia, y menos de una imposición. El asunto mismo llevará a ponerlo en prác­ tica; no la autoridad de su autor: «Protesto que cuanto dijere en los discursos que se siguen, no quie­ ro que tenga otra fuerza o carácter que el de humilde representación hecha a todos los sabios de las Religiones y universidades de nuestra España. No se me considere como un atrevido ciudadano de la repú­ blica ¡literaria, que, satisfecho de las propias fuerzas, y usando de ellas, quiere reformar su gobierno; sino como un individuo celoso que ante los legítimos ministros de la enseñanza pública, comparece a proponer lo que le parece más conveniente, con el ánimo de rendirse en todo y por todo, a su autoridad y juicio» 83. Estando dictada la reforma en este tono de pura propuesta, es interesante el comprobar cómo ve la reforma Feijoo, después de trans­ curridos 14 años. Ciertamente, no son años suficientes para que se 82. Ib., t. 7. Disc. 13, pp. 349-350. 83. Ib., p. 313.

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