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JESUS ALVAREZ ARROYO 1 4 5 «Un ingenio perspicaz, con poquísimas y aún con ningunas súmulas, discurre oportunamente, y sin perder el hilo en las materias que ha estudiado; y el embarazado y confuso, aunque esté estudiando las Sú­ mulas toda la vida, dará trompicones a cada paso» 70. ¿Se destierra la lógica con todo esto? N o; la lógica tiene un puesto en la reforma de Feijoo, porque se necesita y es provechosa, reducida a su propia condición de instrumento del pensar. «No por eso concluyo— nos advierte Feijoo después de su examen de lo que sobra en la lógica— que las Súmulas son inútiles, sino que la utilidad que se pueda sacar en ellas se logrará con los poquísimos preceptos generales, que se reducen a dos pliegos. Con ellos y una buena lógica natural, se puede cualquiera andar arguyendo por todo el mundo. Y sin la lógica natural, no es buena, sino para embrollar y confundir» 71. En el discurso siguiente (12) Feijoo hace un recuento de lo que aún resta en la lógica de aprovechable, habiendo resistido a la prueba del fuego. Pocas cosas quedan: la lógica proem ial, necesaria para tener una idea de términos como ciencia, hábito científico, potencia, objeto... Del en te de ra zón ..., ¿vale la pena que los escolásticos dis­ puten tanto de él, cuando Aristóteles, gran dialéctico, sin género de duda, «ni una palabra nos dejó escrita del ente de razón»? 72. De los universales, sí que se ha de tratar, porque sin ellos «mal se puede ave­ riguar la esencia metafísica de los objetos de cualquiera de las cien­ cias teóricas» 73. Y se ha de tener muy presente que se trata con prin­ cipiantes en filosofía, y así no hay que dar las reglas envolviéndolas con cuestiones de metafísica o de otras partes de la filosofía. Si la lógica queda reducida a sus verdaderas dimensiones se podrá enseñar en un corto tiempo: en dos meses, dejando libre el resto para otras ciencias más útiles, como quería Feijoo. «Yo fuera de sentir que todo lo que pertenece a la dialéctica, o arte de raciocinar, se les diese en preceptos seguidos, explicados lo más claramente que se pudiese con ejemplos oportunos, sin introducir cuestión alguna. Todo esto se podría hacer en dos meses, o poco más. ¿Qué importaría que entre tanto no disputasen?... La disputa es una guerra mental, y en la guerra, aun los ensayos o ejercicios militares, no se hacen sin prevenir de armas a los soldados» 74. Por tanto, el criterio que tiene Feijoo en toda esta reforma es, 70. Ib., p. 324. 71. Ib., p. 325. 72. Ib., p. 326. 73. Ib. 74. Ib., p. 328. 10

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