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JESUS ALVAREZ ARROYO 137 ¿cuántos se hallarán en cada provincia, capaces de entenderle? Pocos habrá que, al exponerles las leyes de las fuerzas centrales, que es como A, B, C, de la filosofía newtoniana, no huyan horrorizados, como si les pusieran delante un espectro horrendo» 49. Sobre todo, España no está en condiciones de admitir esta filoso- fiía de Newton, aun dado caso que la pudiera entender. Prueba pal maria de ello, es la resistencia que encuentra la empresa de Feijoo, en el terreno de la física. Aun no habiéndose tratado de otra cosa que de impugnar crasos errores, «como el antiperístasis, la esfera del fue go, los influjos de los eclipses, los años climatéricos, etc., y esto con argumentos palpables», nos advierte Feijoo 50. Y melancólicamente, ante lo que todavía queda por hacer en Es paña: «Resta aún, Excmo. Señor, mucha maleza que desmontar en Es paña, antes de sacar a luz estas que se pueden llamar, ya profundida des, ya delicadezas de la física» 51. La razón principal para no hacer una exposición amplia del siste ma newtoniano, está en los supuestos que encierra, uno de los cuales es el sistema copernicano. «La tercera razón, y la más fuerte es que el sistema newtoniano envuelve, o supone, necesariamente el copernicano de la constitución del mundo; esto es, de la quietud del sol, haciendo de éste astro, cen tro del universo... Haciendo digo, a este astro centro del universo, y trasladando sus movimientos diurno y annuo a la tierra. Esta opinión, aunque ya comunísima en Francia y recibida de mu chos en Italia, padece no sólo un grande aborrecimiento, mas tam bién un gran desprecio en España, en parte por religiosidad, en parte por ignorancia. Por religiosidad, porque esta opinión parece se opone a algunos textos de la Escritura, que entendidos en el rigor literal, afirman el movimiento del sol..., por cuyo titulo la condenó la Inqui sición Romana, permitiendo sólo tratarle como hipótesis, y a su de fensor el célebre florentino, Galileo, tuvo cinco años en prisión, de que al fin salió por medio de una retractación aparente; aparente, digo, porque después dio señas nada equívocas de permanecer siempre en el mismo dictamen... La de España (la Inquisición), creo que nada ha decretado contra Copérnico, por lo que acá no hay, de parte del Santo Tribunal, embarazo para seguirle... Pero como acá se pretende también que el sistema copernicano se 49. Ib., p. 325. 50. Ib. 51. Ib., p. 327.
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