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124 FEIJOO Y LA FILOSOFIA tación luciferina encima, que le atrae a una falsa claridad. Es preciso tener la recia personalidad de un Feijoo, para mantener este combate desigual. «Yo batallo muchas veces solo, y algunas poco acompañado», nos dice el P. Maestro 18. II. CONTRA ESTO Y AQUELLO He tomado este título de Unamuno. Sencillamente porque pienso que ha de reflejar bien la actitud que Feijoo tuvo ante la filosofía de su tiempo: la escolástica y la otra. Frente a las dos Feijoo se muestra disconforme. Más frente a los escolásticos que frente a la no-escolás- tica; que todo hay que decirlo. Empezaremos, precisamente, por este primer punto. Y después veremos las relaciones, los juicios de Feijoo respecto a la filosofía moderna de su tiempo. Por último, en el tercer apartado de esta segunda parte tocaremos el tema del escepticismo físico de Feijoo. Escepticismo que de tal no tiene más que el nombre, como tendremos ocasión de ver después. Hay en Feijoo, como en Unamuno, una rebeldía contra lo que le está circundando, y una desesperada llamada hacia algo que todavía no tiene realidad y que se la quiere, por encima de todo lo que perci­ ben los ojos y revela la experiencia. Estos hombres combaten por mil flancos, y tienen enemigos por doquier, precisamente porque miran a algo que los demás no pueden percibir. Tienen algo de don profètico, dentro del mundo de la filosofía: o si se quiere, su mirada penetra en lontananza, en la lejanía del futuro, mientras que los demás mortales y filósofos están conformes con lo que da el inmediato presente. a) Escolasticismo español. Una anécdota nos introducirá en el tema. Feijoo las narra, car­ gándolas de savia histórica, haciéndolas conservar un pàlpito vivo, que todos perciben de modo fácil. Nos trasladará a los primeros años del siglo xviii. La aducimos por su colorido costumbrista, y por ha­ cernos penetrar en uno de los actos estudiantiles de ejercicio filosó­ fico, que en medio de su poca transcendencia, siempre dan a entender todo un mundo de trastienda. «Cincuenta años ha, y aún menos, que ni aun en las más cultas asambleas se oían jamás las voces de Crítica, S istema y F en óm en o ; y hoy están atestados los pueblos de críticos, sistemáticos y fenomenis- 18. Cartas Eruditas, t. 2. Carta 18, p. 278.

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