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122 FEIJOO Y LA FILOSOFIA res comunes (entiéndase esto con la reserva que me previno Ovidio: si licet in parvis, exemp lis grandibus uti) la magnanimidad de aque­ llos ilustres conquistadores; pues no podía mirar mi empresa sino co­ mo extremadamente ardua, extraordinaria, peligrosa. Combatir erro­ res envejecidos es lidiar con unos tan raros monstruos, que en vez de debilitarlos la senectud, les aumenta el vigor» n. Otras veces nos habla de que ha escrito «como filósofo desenga­ ñado; más aún, como desengañador severo; habiéndome revestido de este carácter, cuando me propuse corregir errores comunes: empresa arduísima, o como la llamó (el traductor) en el Prólogo de su traduc­ ción del primer tomo del Teatro crítico, del idioma español al tosca- no, asumpto maxijno» l2. En la carta xix del tomo V de Cartas Eruditas, con el epígrafe «danse algunos documentos a un eclesiástico», Feijoo, para justificar su tarea, alega su condición de consagrado a dar consejos. Ha sido una tarea que él se tomó en una edad todavía robusta, y la continuó hasta la ancianidad que ya vive». «Yo pudiera alegar a mi favor, que estando en edad bastantemente robusta, tomé el arriesgado empleo de dar consejos y desengaños; y esto no a uno u otro particular sólo, sino a todo el orbe de la tierra» ¿Qué resultados pudo apreciar Feijoo en este trabajo de desenga­ ñar y aconsejar «a todo el orbe de la tierra»? El Dr. Martín Martínez, le decía en la Carta defensiva del primer tomo del Teatro Crítico: «Solicita V. Rvdma. desterrar los errores populares... Nunca, Padre Reverendísimo, se logra el fin de semejantes obras, porque el vulgo siempre se queda vulgo, y así el mundo se queda como estaba, pero simpre se logra el intento; porque siendo todos deudores al público de contribuirle con el fruto de nuestras reflexiones y experiencias, sólo es detestable, quien satisfecho con la ruin mecánica de tener que comer, se olvida de la noble tarea de tener que enseñar» 14. En 1741, Feijoo en una mirada retrospectiva, declara un tanto nos­ tálgico, y a la vez afirmando su vocación y su tarea: «Quince años ha que estoy continuamente declarando contra la fatua credulidad que reina en el mundo; y pienso que el mundo, a la reserva de pocos individuos, en cuanto a esta parte, se está como se 11. Cartas Eruditas, t. 4. Dedicatoria. Nueva impresión «a costa de la Compa­ ñía de Impresores y lib re ro s del reino». Madrid 1765. 12. Ib., t. 5. Dedicatoria. 13. Ib. Carta 19, pp. 272-73. 14. Teatro Critico, t. 2. Carta Defensiva, pp. 375-76.

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