PS_NyG_1966v013n001p0003_0029

10 LA «TRADICION» EN EL CONCILIO VATICANO I I como dos aspectos de un todo: La Escritura es para ellos como un texto monumental con la Tradición al lado a modo de comentario vivo, no como una fuente distinta de verdades reveladas. Escritura y Tradición forman una unidad explicándose mutuamente. La Tradi­ ción encuentra y apoya su riqueza en el texto fijo de la «parádosis» apostólica escrita, mientras que la Escritura produce sus frutos y es convenientemente nterpretada y aplicada en la tradición divino- apostólica que se perpetúa en la corriente viva de la fe de la Iglesia 1S. El P. Congar, después de citar a H. Schauf: «Existen verdades de te que no se contienen expresamente en la Sgda. Escritura, es decir, que pueden ser demostradas sin ayuda de la verdad contenida en li. Tradición oral» '9, comenta: «Ningún católico se negara a aammr que, en cierto sentido, la Tradición es más amplia que la Escritura: «latius patet»... Lo admitimos, aunque no quisiéramos afirmarlo sin asentar también que la Escritura, por su parte, «profundior est»: cosa que no han dicho nunca ni dicen aún los corifeos de la Tradición constitu­ tiva. También admitimos que muchas verdades de fe son conocida i con certeza gracias a la Tradición, aunque se contengan en cierto mo­ do en la Escritura. Sin embargo, por un lado, es posible que esto no signifique más que una buena teología de la Tradición viviente y la insuficiencia formal de la Escritura; por otro lado, preferiríamos que esto no se expresara así» M. Dos razones da Congar para justificar este deseo: favorecer la aper­ tura ecuménica y no correr el riesgo de convertir la Tradición en un mero «sensus Ecclesiae» o en el Magisterio, llegando a la fórmula de Dieckmann o Deneffe: «Ecclesia sibi ipsi est fons». Y añade: «La pu­ reza de la idea de Tradición consiste en guardar referencia a un dato objetivo normativo, y es claro que la Escritura constituye la parte principal de tal dato. No es que este dato se identifique con lo que se halla documentalmente atestiguado, y menos todavía con la sola por­ ción críticamente probada de lo atestiguado documentalmente: el dato es vivido —y así, comprendido progresivamente— por la Iglesia: esto es la Tradición viviente. Pero el dato es verdaderamente algo dado, y se encuentra esencialmente centrado en Cristo. Esta es la ra­ zón de que deseemos por nuestra parte que una exposición teológica 18. Cf. B . de Armellada, 1. c. 257. 19. H . Schauf, Die Lehre der Kirche über Schrift und Tradition in den Kate­ chismen, Essen 1963, p. 210. 20. Y . M . J. Congar, Le débat sur la question du rapport entre Ecriture et Tradition au point de vue de leur contenu matériel, Rev. Sc. Ph. T h . 48 (1964) 645-657 ; cf. p. 656.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz