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B E R N A R D IN O DE ARM ELLAD A 2 3 La Tradición se concibe aquí como una animación íntima, inhe­ rente a la vida de la Iglesia y que penetra todo el tesoro revelado haciéndolo activo y vivificante 5S. Si la misma Sagrada Escritura no cae en la rigidez inexpresiva de un documento escrito sin contexto histórico, se debe precisamente al influjo de la Tradición. 5. Sagrada Tradición y Sagrada Escritura. La Constitución no puede menos de referirse expresamente a la relación existente entre Tradición y Escritura. Pero lo hace de un modo genérico, evitando cuanto pueda prejuzgar las discusiones de los teólogos acerca de la amplitud material de las mismas. «Así, pues, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma fuente divina, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin» 59. Importa que nos fijemos en la especie de definición de Escritura y Tradición que sigue en el documento conciliar y que parece querer explicar la mutua compenetración de ambas: «La Sagrada Escritura es la Palabra ( locutio) de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo», mientras que «la Sagrada Tradición transm ite íntegramente a los sucesores de los Apóstoles la Palabra ( verbum ) de Dios, a ellos confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo para que, con la luz del Espíritu de la verdad, la guarden fiel­ mente, la expongan y la difundan con su predicación» 60. La Escritura toma una forma fija e inmutable en el escrito. La Tradición de que aquí se habla, por el contrario, se enraiza en las personas y tiene como fin inmediato la guarda fiel, la exposición y la difusión del mensaje evangélico. Sin entrar en sutilezas, muestra el Concilio cómo Escritura y Tradición han de concebirse a modo de testimonio escrito y testimonio vivo, respectivamente, de la misma Palabra de Dios. En ambas recibe y transmite la Iglesia el Evangelio que le ha sido confiado. Se excluye así el principio protestante de «sola Scriptura», que no sería suficiente para adquirir certeza de todas las verdades reveladas. «De donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las ver­ 58. E n una i-edacción anterior se comparaba la Trad ición al fermento dentro de la masa, es decir, en la Iglesia, aplicando el pasaje de t. 13, 33 (cf. Shema I, pp. 16 y 22). Es la deficiencia exegética y no la inexactitud de la comparación lo que mueve a suprim ir la referencia (cf. Schema II, p. 19). 59. D B , n. 9 (en la traducción de la B A C falta el adjetivo divina al sustantivo fuente). 60. D R , n. 9.

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