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14 LA «T R A D IC IO N » E N E L C O N C IL IO V A T IC A N O I I En consecuencia, la Tradición será esencialmente interpretación de la revelación, teniendo como órgano propio la autoridad de la Igle­ sia bajo el influjo del Espíritu Santo. La interpretación (Tradición) y la noticia escrita del hecho irrepetible (Sgda. Escritura) se garantizan mutuamente, sin que se pueda atribuir a ninguna de estas dos reali­ dades autonomía o independencia. Sólo en un sentido derivado puede considerarse la Tradición como rebasando el contenido material de la Escritura, en cuanto que las afirmaciones establecidas por el poder interpretativo de la Iglesia conservan su valor de Tradición objetiva. El Concilio de Trento aparece en el estudio de Ratzinger como no ajeno a esta visión del problema. Cita como particularmente expresivo a este respecto un discurso del cardenal Cervini, cuya influencia des­ cubre Ratzinger en la redacción definitiva de varios decretos conci­ liares. En el mismo decreto acerca de los libros sagrados y tradiciones se entrelazaría esta idea pneumática de la Tradición con otras con­ cepciones complementarias de la misma (tradición como costumbre y como perteneciente al depósito de la fe), que no tendrían allí el sen­ tido material histórico que después adquieren Quedan, pues, frente a frente dos concepciones fundamentalmen­ te distintas de la Tradición entre los católicos: Unos entienden la Tradición como esencialmente constitutiva, con consistencia doctrinal propia. La Sgda. Escritura, en relación con ella, representa un instru­ mento precioso —con la particularidad de ser un documento divina­ mente inspirado— , aunque secundario, para la función de transmitir el mensaje cristiano. Otros ven en la Tradición la norma interpretativa de la Sgda. Es­ critura, sin consistencia doctrinal propia, garantía de la Palabra de Dios más que Palabra de Dios en sí misma. Afirman un cierto exclu­ sivismo bíblico doctrinal, sólo accidentalmente atemperado por el con­ tenido doctrinal de las instituciones de origen divino-apostólico. El Magisterio Eclesiástico deberá mirar siempre a la Escritura y a la Tradición como a la fuente de su enseñanza: la Escritura además de la Tradición (dos fuentes) o la Escritura según la Tradición (única fuente). 29. C f. OJfenbarang und Uberlieferung, p p . 50-69.

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