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12 LA «T R A D IC IO N » E N E L C O N C IL IO V A T IC A N O I I La misma limitación aquejaría al intento de superar esa concepción con la afirmación de una suficiencia de la Escritura en sentido cató­ lico, al modo de Geiselmann. Ahí no se toca más que un aspecto parcial y muy secundario del problema entero acerca del modo como se hace actual en los hombres creyentes la palabra revelada. Anterior a las fuentes positivas que son Escritura y Tradición se halla la fuente interior de las mismas: la revelación, la Palabra viviente de Dios, de donde proceden Escritura y Tradición y sin lo cual no puede enten­ derse su significado para la fe. La cuestión «Escritura y Tradición» permanecerá insoluble, dice Ratzinger, mientras no se la amplíe con la cuestión «Revelación y Tradición», integrándola así al amplio con­ texto a que pertenece. En esta dirección establece las tesis siguientes: 1) La revelación es una realidad de la que la Sgda. Escritura da noticia y que, por tanto, rebasa a la Escritura lo mismo que un hecho desborda a la noticia del mismo. 2) Si se quiere hablar de suficiencia, hay que decir que lo único necesario y suficiente es la revelación de Cristo, que se tiene por la fe. La Escritura será un elemento material más o menos exclusivo —esto no tiene tanta importancia— . 3) El encuentro con Cristo por la fe tiene un marco concreto social : la Igle­ sia, que, por ser el Cuerpo de Cristo, participa de su poder salvador. 4) La exposición de la realidad de Cristo se verifica en la predicación, que es, por ima parte, explicación del Antiguo Testamento desde Cris­ to y hacia Cristo y, por otra, explicación de la realidad cristiana con la fuerza del Espíritu, que actúa siempre presente en la Iglesia 25. Ratzinger acentúa el carácter peculiar de la Tradición cristiana frente al concepto ordinario de tradición. La Tradición cristiana es esencialmente novedad frente a lo antiguo (Nueva Alianza) y, por ello, libera al hombre de la esclavitud de las tradiciones históricas huma­ nas, que, si bien son una orientación para sus posibilidades vitales, le restan, sin embargo, originalidad y autenticidad. La Tradición cristia­ na crea una situación de inmediatez, pletòrica de libertad, frente al Dios personal que se comunica en Cristo. Una característica esencial a la Tradición cristiana es su tensión íntima entre la necesidad de conservar íntegro el testimonio de la irrepetible historia de salvación, por una parte; y, por otra, su condición de actualidad viva del men­ saje cristiano, que solicita de modo inmediato al hombre de hoy. La Tradición, es pues, un fenómeno histórico cristiano en el que se integran todos estos elementos: 1) La Sgda. Escritura, que aparece en principio, no como contrapuesta a la Tradición, sino como un ele­ mento dentro de ella. La distinción entre Escritura del Antiguo y del 25. Cf. Offenbarung und Uberlieferung , pp. 30-49.

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