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E S T U D I O S LA « T R AD I C I ON » EN EL C ON C I L I O V A T I C A N O II El Concilio Vaticano II surge y se mueve en un clima de renova­ ción a la luz de una mayor autenticidad evangélica. La Iglesia sintió la necesidad de reflexionar detenidamente sobre su propia situación para ofrecer al mundo de hoy una imagen más purificada de sí misma. Pero esta finalidad primera, eminentemente práctica y pastoral, exigía ineludiblemente una fundamentación doctrinal que se plasmó en dos importantes constituciones dogmáticas: «Sobre la Iglesia» y «Sobre la divina revelación». En ellas se sancionan o canalizan pers­ pectivas teológicas modernamente desarrolladas sin que en principio se dé una prevalencia decisiva a las apreciaciones discutidas. Sin embargo, no faltaron dificultades en este último sentido. Y precisa­ mente fue el tema de la Tradición uno de los más controvertidos. De él trata la Constitución sobre la divina revelación «Dei Verbum». Desde el punto de vista teológico reviste esa constitución una im­ portancia del todo singular Se trata nada menos que de presentar al mundo la garantía del mensaje religioso de la Iglesia católica. El criticismo, sano o desbocado, a la luz de valores modernamente descubiertos, ha hecho necesario, en el umbral mismo de la enseñanza religiosa, el planteamiento y solución de problemas históricos o her- menéuticos antes desconocidos o sin interés urgente. Por eso el Con­ cilio Vaticano II juzgó necesaria la exposición clara y explícita de «la 1. Persona tan significada como el cardenal Jaeger declaró respondiendo a una encuesta hecha al Episcopado alemán por el periódico «Deutsche Tagespost» y pu­ blicada en el número del 24-25 de diciembre de 1965: «Los documentos teológica­ mente más significativos estimo que son las constituciones sobre la revelación y sobre la Iglesia» (p. 9).

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