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A L F R E D O Z E C C H IN 305 debe extraer de los documentos del Magisterio o de la Biblia y tam­ bién de la actitud aprobatoria o desaprobatoria de la opinión pública ante el comportamiento de sacerdotes y religiosos, etc. Esto, aún cuan­ do en los innumerables documentos eclesiásticos se dan sólo ¡indica­ ciones de cualidades requeridas, con carácter obligatorio para el se- leccionador, pero que no constituyen la esencia de la llamada divina 3. La psicología de la escritura ha concretizado una técnica para des­ cubrir esas «indicaciones» en el aspirante, o bien, la concordancia afectiva con las cualidades manifestadas; para extraer del nudo sub­ jetivo la motivación consciente o inconsciente que impele a la vida consagrada; para explorar el dinamismo profundo y el grado de in­ tegración de un individuo; para individualizar al punto deficiencias graves de inteligencia o de carácter; y para poner en evidencia ap­ titudes neuróticas que, desconocidas en el momento de la admisión, se revelarían cuando fueran irremediables. Una segunda cuestión, ligada a la primera, se refiere a la relación entre Gracia divina y las cualidades requeridas, cuya presencia en el candidato revela en todo caso la psicología de la escritura. ¿Significa eso que nuestro método llega a controlar la Gracia y sus efectos?... Sábese que aquélla obra respetando la naturaleza: por lo cual la bús­ queda de las cualidades psicológicas requeridas equivaldrá a la bús­ queda y descubrimiento de las cualidades que permitirán a la Gracia sobrevivir y prosperar. Por tanto, no se trata de su control ni del de sus efectos en lo intimo de la conciencia; sino tan sólo de investiga­ ciones sobre elementos favorables a la Gracia, que sobre ellos ordina­ unidad psicosomática del hombre en cuanto determinada y gobernada por el alma: y este punto no será nunca alcanzado y analizado de modo exhaustivo. Además, la esencia de la vocación pertenece al orden de la Gracia : es un sector en el que convergen la voluntad de Dios y la del alma en una síntesis dinámica que nadie podrá nunca investigar. Más bien, cuando se intenta confrontar las observaciones hechas sobre el psiquismo del sujeto con los indicios que parecen significativos para el éxito o el fracaso en el estado eclesiástico, debe reconocerse que falta, incluso en el plano teórico, un criterio digno de atención del que partir para comparacio­ nes y valoraciones eventuales. Tal criterio falta precisamente por no existir un elenco de factores constitutivos de la personalidad del sacerdote o del religioso en cuanto tafo (Cf. «Orientamen- ti pedagogici», n. 1, 1964). 3. Giordani distingue justamente «perfil profesional» de «traza de perfil pro­ fesional» sacerdotal o religioso. Existe alguna tentativa laudable de presentar los rasgos personales que son normalmente indispensables para un resultado feliz en la vida eclesiástica. Aceptando tales rasgos como señal, o traza, aunque incom­ pleta y provisional, de un perfil profesional, se tendría un punto de comparación al que referirse para confrontar los resultados del examen psicológico realizado en el individuo (ib., p. 118).

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