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292 E L P E N S A M IE N T O DE S E N E C A . La filosofía, a su vez, es el medio y el camino que tiene el hombre pa­ ra ascender a la sabiduría. No estuvo siempre presente esta distinción en los estudios que se presentaron a las dos reuniones, sobre todo en los muchos que margi­ nalmente tocaron el tema. No así Robert A. Caponigri, Reason and d e a th : the idea o f vñsdom in Seneca (C. I.). Filosofía, dijo, es para Séneca el camino, el amor y el deseo de sabiduría, pero sabiduría es lo que es buscado y, cuando se lo encuentra, transforma el alma, al­ canzando entonces el hombre la máxima perfección, al constituirle en sabio. Especialmente estudió, como lo indica el título, el tema de la sabiduría frente a la muerte, haciendo ver que el sabio senequiano logra la suprema conquista frente a la muerte, al eliminar con la ra­ zón las fuentes del miedo a ella. En la línea de los que ven la filosofía en Séneca como camino pa­ ra llevar a la sabiduría estuvo el estudio de L. Martínez Gómez, L o que pide Séneca a la filosofía (C. I.). No consiste ésta tanto en un sa­ ber interpretar el cosmos, en dar razón del mismo, cuanto en saberse instalar en él. La filosofía, por lo mismo, no es primariamente un sa­ ber teórico que busca el conocimiento por su intrínseco valor, sino más bien una actitud mental de sentido práctico, que busca motiva­ ción racional. Es igualmente una intuición originaria que se despreo­ cupa del desarrollo técnico de los problemas para intuirlos exclusiva­ mente en sus exigencias prácticas. También S. Alvarez Turienzo, La filosofía com o arte (VIII Sem.), vio la filosofía de Séneca, no como un camino para «enterarse», sino como un medio para «salvarse». De ahí el que se halle más en la dirección del arte que de la ciencia. La gran preocupación de la filosofía, según Séneca, es saber lo que hay que hacer. Ello implica un primado de lo práctico sobre cualquier otra clase de saber. La filosofía tiene una función primariamente terapéutica. Es medicina animi. J. Chacón de la Aldea, El ejem p lo de Séneca (C. I.), quiso hacer ver en la vida de Séneca cómo ha de com ­ portarse en todo momento el verdadero sabio. Para explicar ciertas actitudes de su vida subrayó que Séneca no condena el goce, sino el dejarse someter al mismo. Desde una preocupación muy moderna y en contacto con el pen­ samiento actual vieron este tema algunos estudiosos. P. Ridruejo Alonso, La sabiduría com o situación limite (C. I.), prospectó la tran­ quilidad, «eutimia», que busca la filosofía senequiana desde el con­ cepto de situación límite, analizado por Jaspers. V. Passeri Pignoni, La meditazione di Seneca sulla condizione umana (C. I.), estudió a Séneca desde la radical insuficiencia que hace sentir toda filosofía, de tal suerte que el astio profundo que sentía el filósofo se debe inter­ pretar desde aquella insuficiencia radical. Finalmente, W. Nietmann,

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