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E . R IV E R A DE V E N T O S A 301 de Séneca, que hizo declinar la preocupación nacional exclusivamente hacia los problemas morales, necesitan ser tamizadas y ponderadas a la luz de la crítica histórica. Complemento de este tema fue la ilustrada ponencia de A. Blanco F reijeiro, Séneca y la Córdoba de su tiempo (C. I.). VI. SENECA Y EL CRISTIANISMO Nadie admite hoy las famosas cartas cruzadas entre Séneca y san Pablo. No obstante E. Elorduy, Séneca y el cristianismo (C. I.), advir tió muy atidamente que desde el punto de vista de la historia de las ideas lo más importante del pasaje en el que san Jerónimo afirma la correspondencia entre san Pablo y Séneca no es el juicio de este es critor eclesiástico sobre el hecho histórico, juicio que se ha demostra do ser falso, sino la opinión pública de los cristianos sobre las relacio nes de Séneca con el cristianismo. En la primera parte de su estudio se detiene E. Elorduy en examinar la influencia de Séneca en el pri mer proceso de san Pablo ante el César. En la segunda ve la actuación de Séneca respecto del naciente cristianismo a la luz de la lucha de las dos ciudades y los dos amores. «Hay críticos, afirma, que sospechan que san Pablo veía precisamente en Nerón el posible hijo del pecado y en Séneca lo que detenía el triunfo del mal». Esta hipótesis, que in tenta explicar el discutido «to katechon» de la II a los Tes. no desa grada al P. Elorduy y por ello la deja pendiente en su probabilidad. Es también motivo de reflexión el que, si San Pablo sucumbe en la se gunda cautividad romana, se debe a que sin la protección de Séneca, nadie hay que salga en su defensa. Para completar esta sugerente y discutible ponencia del P. Elorduy intervinieron J. Muñoz Perez-Vizcaino, Valores y limitaciones de S é neca en su filosofía pagana (C. I.) y A. Rodríguez Eachiller, Incrus tación de la moral de Séneca en la revelación divina (C. I.). El P. Mu ñoz hizo patentes las debilidades internas del sistema pagano de Sé neca. Los méritos de su elevada filosofía, observó este ponente, no de ben cerrarnos los ojos para dejar de ver sus deficiencias. E. R ivera de V entosa , O. F. M. Cap. Salamanca-La Serna
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