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B U E N A V E N T U R A D E C A R R O C E R A 263 ñola del problema misional. La obra, ya en la tercera edición, se ti­ tula: La más sublime vocación misionera, Bérriz 1955, 244 pp. Su ob je- jetivo en ella es dar a conocer esa espiritualidad o pensamiento mi­ sionero de san Pablo y, al mismo tiempo, orientar sus ideales y refle­ xiones acertadas a formar esa misma espiritualidad misionera en sacerdotes, religiosos e incluso seglares. Es, pues, obra juntamente teórica y práctica. En este mismo plano de la Misionología fundamental o doctrinal merece nuestra atención la obra del P. Germán Fischer, S. V. D., en su segunda edición, titulada: El Testamento de Jesucristo y la obra de las Misiones, Ed. «El Siglo de las Misiones», Bilbao 1940, 270 pp. To­ do el esfuerzo del autor se dirige a exponer el encargo y mandato de Jesucristo, dado a los Apóstoles y en ellos a toda la Iglesia, de propa­ gar la buena nueva por el mundo entero. Trata, además, la difícil y delicada cuestión de la salvación de los infieles y, como consecuencia, la obligación de los católicos en orden a las misiones. Tenemos que añadir que no es obra científica sino más bien parenética con objeto de hacer revivir entre los fieles la idea misional y por consiguiente buscar su cooperación en pro de las misiones. El citado P. Zameza vuelve a insistir en lo que expone en el men­ cionado estudio sobre san Pablo, abundando en los mismos conceptos, en esta otra obra: Amemos a la Iglesia. Estudios patrísticos misiona­ les, impresa en su segunda edición en San Sebastián 1944, 414 pp. El contenido de la misma se reduce al desarrollo de estas tres ideas fun­ damentales: La Iglesia misionera de Cristo, el Espíritu Santo alma de la Iglesia misionera y el modelo de misioneros, san Pablo, así por lo que enseña en sus cartas como por el ejemplo de su vida apostóli­ ca. Una vez más vuelve sobre el problema misional relacionándolo con la idea del cuerpo místico de Cristo proclamada por el Apóstol de las gentes. Y una vez más inculca y presenta las mismas ideas en otro trabajo suyo: Comentario misional de la encíclica «Mystici Cor­ poris Christh de S. S. Pío XII, Madrid 1945. Creemos que de los Santos Padres es, sin duda, san Agustín quien nos ofrece ideas más luminosas sobre el problema misional. Su pen­ samiento lo ha desarrollado también el P. Zameza en : La conversión del mundo infiel según la concepción del «Totus Christus» de san Agustín, Burgos 1942, 98 pp. Aquí vuelve sobre Ja idea del cuerpo mís­ tico comentada por el Aguila de Hipona, y expone que, siendo la Igle­ sia un cuerpo vivo con necesidad de expansión, su acción misionera es consecuencia de su vitalidad y una imperiosa obligación. A propósito de ese concepto español del problema misional, basado 5

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