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A L E J A N D R O D E V IL L A L M O N T E 227 dero templo que el Padre se ha construido para sí en el Espíritu. Y en el último fondo de todo, la realidad última es la Caridad —el misterio de la Caridad— ayú-r; del Padre manifestándose en el Cristo total, monumento de la Caridad del Padre en el mundo. Veamos cómo se puede llegar gradualmente a esta última conclusión: Ver la Iglesia como el «misterio» de la Caridad- áyá~r¡ del Padre presente en el mundo. Edificar el Cuerpo de Cristo. —* Hablando de la «edificación» en lenguaje metafórico-simbólico la primera fórmula que ocu­ rre y la más frecuente es esta de «edificar el Cuerpo de Cristo». Creemos que es del todo fácil ver la equivalencia real entre esta fórmula y las otras que usa san Pablo. Pablo habla de la edifi- cacin del templo de Dios en el Espíritu (Ef. 2, 20 ss.). Que es descrito con más detención por Pedro (I, 2, 4 ss.); según hemos visto. Ahora bien, edificar el cuerpo de Cristo es exactamente el mismo fenómeno sobrenatural que edificar el templo de Dios; porque el templo de Dios, el monumento real de su presencia en el mundo es el cuerpo de Cristo; ya que el mismo Jesús de­ claró en forma solemne que, a partir de la resurrección, el tem­ plo de Dios iba a ser su propio cuerpo pneumatizado (Jn. 2, 19- 22; cfr. supra p. 203). También es fácil comprender las otras fórmulas similares: al crecer en Cristo no hacemos más que llegar al pleno cre­ cimiento de Cristo, a su madurez como varón perfecto (Ef. 4, 12). Igualmente, el crecimiento del cuerpo de Cristo es con­ siderado como una expansión vital de la Cabeza que es la que da vida y crecimiento a todo el organismo (Ef. 4, 15-16). Nos interesa también subrayar que el crecimiento de la Igle­ sia es un crecimiento« en el Espíritu». El templo de Dios se edi­ fica en el Espíritu. Ya que el templo se edifica por iniciativa del Padre, en Cristo, por obra del Espíritu, queda patente que la vida de la Iglesia es una prolongación de la vida trinitaria, según in ­ dicábamos antes. Por otra parte, el cuerpo de Cristo también crece en el Espíritu, como el templo de Dios se construye en el Espíritu. Clara indicación de que el cuerpo de Cristo recibe el impulso vital del Espíritu que obra en Jesús a partir de su resu­ rrección. Expansión de la Pascua de Cristo. — P a s a n d o de la e x p re s ió n

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