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2 2 6 P A L A B R A , C U L T O Y T E S T IM O N IO . Así, pues, esta Comunidad cristiana que se congrega para la Cena edifica, hace crecer y realiza en sí misma la plenitud del Cuerpo de Cristo en la medida de lo posible, hasta que llegue el tiempo de la plenitud final. Y realiza este crecimiento y acti­ vidad constructora del cuerpo de Cristo en esta form a : Hacién­ dole presente allí en forma comunitaria e individual. Cristo es­ tá presente en la palabra que oye la comunidad y en la fe, espe­ ranza y caridad que la palabra provoca. Allí la Comunidad re­ produce sacramentalmente, bajo especies de pan y vino, la muer­ te y resurrección del Señor. Allí siente la presencia del Espíritu de Cristo en la abundancia de los carismas. También está Cristo presente en el comportamiento caritativo de los cristianos. Pe­ ro, más al fondo de esta presencia kerigmática por la palabra, cultual, por el sacramento, ética, por la caridad entendida co­ mo comportamiento, está el hecho de que el corazón de cada uno de los fieles convocados, y toda la Comunidad, reciben y tie­ ne presente a Cristo por la Caridad- Agape. Vamos a detenemos algo más en este aspecto de la caridad, como vinculo de todos los otros elementos, su raiz vital, culminación de toda la efi­ ciencia de que son capaces. III. LA CARIDAD COMO RAIZ, FUERZA PRIMARIA, PLENITUD DE VIDA CRISTIANA Anteriormente, al hablar del objeto y término final de la edi­ ficación señalábamos, como objeto primordial, la Iglesia, la Co­ munidad. Será necesario que precisemos un poco más esta idea para que quede más claro el concepto de edificación y, en espe­ cial, la forma cómo cada uno de los elementos antes estudiados contribuye a construir la Iglesia. Encontramos en Pablo varias fórmulas para expresar el tér­ mino final de la tarea «edificadora». Toda ella se termina en elevar un tem p lo a Dios en el Espíritu (Ef. 2, 20-22; cfr. I Pet. 2, 4-10), llegar a la perfección de la Cabeza, que es Cristo (Ef. 4, 1-15), edificar el cuerpo de Cristo (Ef. 4, 12), llegar a la per­ fección de la Caridad en Cristo (Ef. 4, 15-16; 3, 17-19). Todas estas fórmulas son equivalentes y complementarias. Porque el Cuerpo glorioso y pneumatizado de Cristo es el verda-

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