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A L E J A N D R O D E V IL L A L M O N T E 215 tán subordinados a otra señal más convincente, el Pregón del Reino, que a su vez se ordena a la Señal suprema: la persona y acción de Jesús. Ciertamente, en el evangelio no se utiliza la metáfora de la «edificación»; pero la realidad teológica está presente y la influencia de la palabra en el establecimiento del reino de Dios. Un tema especial de reflexión podría ser la importancia que la Palabra tiene en el IV Evangelio como medio de revelación que Jesús viene a hacer al mundo. El medio básico de revelación en el IV Evangelio es la Palabra. Pero, la Palabra tiene aquí una amplitud y hondura teológica que desborda nuestra intención del momento. La Palabra significa, en el IV Evangelio, las «pala­ bras» o predicación de Jesús, sus «obras» y, finalmente, el mis­ mo Jesús en cuanto se presenta como «revelador», medio de re­ velación en todo su ser 16. Los textos de Juan forman sólida base para una «teología de la Palabra» en el IV Evangelio. Sin em­ bargo, como esta problemática de la Palabra no se nos propone bajo la metáfora de la «edificación» que nos sirve de punto de partida, de momento no nos detenemos en este tema. Por otra parte, Juan entiende por Palabra algo mucho más amplio que lo que nosotros pretendemos decir al hablar de elemento «kerig- mático» en la edificación de la Iglesia. El concepto juanneo im­ plica el nuestro, pero le desborda ampliamente. Nadie mejor que Pablo ha puesto de relieve la importancia de la Palabra como fuerza que impulsa el crecimiento del Cuer­ po de Cristo. Tenía una conciencia clara de haber sido predes­ tinado precisamente para eso: para pregonero del Evangelio. Bajo muchos aspectos podría decir que había trabajado en la fundación y propagación de la Iglesia más que ningún otro após­ tol (I Cor. 15, 10). Pero, su orgullo en el Señor, si es lícito glo­ riarse, era este de ser pregonero, heraldo del gran Rey ante los gentiles 17. Sin duda que Pablo celebró el culto, especialmente la Cena del Señor (I Cor. 11, 23). En alguna ocasión también bau­ 16. S obre la P a la b ra com o m edio d e rev ela ción p u ed en verse los textos y com en ta rio de R . B u ltm a n n , Theologie des Neuen Testaments, T u bin g en 1961, p p. 412-426. S i bien el in te n to de h a ce r p rev a lecer la P a la b ra sobre el S acram en to en e l IV E vangelio, tal com o quiere B u ltm a n n , sea fu n d am en ­ talm en te in a cep table. 17. G al. 2, 8-9; R m . 1, 5 ; 11, 13; I T im . 2, 7 ; 2 T im . 1, 11; H ech . 22, 21. 2

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