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210 P A L A B R A , C U L T O Y T E S T IM O N IO . plena conciencia en los primeros capítulos de la 2.a carta a los Cor., cap. 1-7. Tiene los poderes que Cristo ha dado a los doce (Mt. 28, 18 ss.; Me. 16, 15 ss.; Jn. 20, 21). Y los ejerció con la amplitud y autoridad con que nos testifica el lib. de los H echos cap. 13 ss.; y se trasluce en sus cartas. Pablo ha sido incorpo­ rado a los Doce por voluntad expresa de Cristo (Gal. 1, 11-16). Además de los Apóstoles, hay que contar con la acción cons­ tructora de otros agraciados con los dones de Cristo glorioso: evangelistas, profetas, doctores. Todos ellos dotados por Cristo de eficiencia en orden al crecimiento y desarrollo de su cuerpo glorioso (Ef. 4, 7-16). Atención especial merecen los carismáti- cos, a quienes se les recuerda la responsabilidad que tienen si no utilizan los dones recibidos para edificación común de la Igle­ sia. Profecías, don de lenguas, milagros, revelaciones: todo ha de ordenarse según la intención del Espíritu de Dios y de Cristo (I Cor., 12. 13. 14). Finalmente, todos los fieles están llamados a colaborar en la tarea común de edificar la Iglesia, Templo de Dios y Cuerpo de Cristo (Rm. 14, 19; I Tes. 5, 11). Ob jeto de la edificación. — Determinados los agentes edifica­ dores del Cuerpo de Cristo, veamos ahora cuál es el objeto y tér­ mino final de toda esta labor de conjunto en que están empe­ ñados Dios y sus colaboradores humanos. La forma más apretada y sintética de expresar el objeto de la edificación, sería el decir que, lo que se edifica, es Cristo, el Cuer­ po de Cristo, Templo santo de Dios, Iglesia. Así aparece claro en Ef. 4, 11-16. Con esta afirmación tenemos ya seguro el punto de partida para comprender la tensión dinámica que aparece en Pablo cuando se trata de determinar el objeto de la edificación, aquello que se edifica. Indudablemente, tiene cierta prevalencia la Iglesia, la Co­ munidad sobre el individuo. Ya Jesús mismo pensaba en la Igle­ sia como en una Comunidad cultual que había de sustituir al antiguo Israel y su templo (Mt. 16, 18). Pablo también insiste en que los dones de los carismáticos se ordenan a la edificación de la Comunidad, del conjunto de los convocados (I Cor. 14, 4-5; cfr. 2 Cor. 12, 19). El aspecto comunitario también es claro en Ef. 4, 11 ss., antes citado. La misma idea comunitaria se expresa en el símbolo del templo que Dios edifica por la fuerza del Es­ píritu (Ef. 2, 20-22). Edificarse, se edifica la Iglesia como un to

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