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CARLOS BAZARRA 107 diente ciego no está tan ciego que no vea que en tales casos la obe­ diencia no le obliga. En el tercero tampoco está tan ciego que no vea los inconven ientes claros de una orden dada, con consecuencias que el superior no previo y que, conocidas, no hubiera dado la orden» 28. «Se ha llegado a llam ar obediencia ciega, no porque obre temera­ riamente o de modo indiscreto, como si el superior gozase de in fa li­ bilidad» «Podemos afirmar que obediencia absolutamente ciega no se puede exigir» 30. Todos estos autores vienen a decir que se trata de una expresión m etafórica que no se puede aceptar en su integridad. Las cosas que no hay que m irar, para las que hay que ser ciego, no son precisamente las del conten ido de la obediencia, sino los aspectos extraños a la m is­ ma obediencia y obstaculizadores de la m ism a. Para esos detalles, sí, hay que ser ciego. Dice muy bien el P. Constantino Cabeza: «La obediencia ciega no da lugar a deliberar: si será m ejor de otra manera si tendré que sufrir para quién será la conveniencia por qué me lo m andan a mí si n o habrá otro que lo haga si será m ejor dejarlo para después» 3I. Comentando la obediencia ignaciana, el P. Cándido Aniz escribe: «No acertamos a comprender por qué, a veces, se ha atacado tan fuertem ente esa obediencia de juicio que, como advierte el santo, es el m ejor medio de defender la sencillez y hum ildad en la obediencia. Todo deriva de que h a utilizado una palabra un tan to peligrosa, obediencia ciega, en vez de continuar con la tradicional simplicidad o sencillez. De todas formas esa obediencia ciega no equivale, ni mu ­ cho menos, a ceguera irracional que destruiría la m ism a razón form al de obediencia» 32. Hace mucho tiempo, Suárez y a hab ía escrito; «TJt uno verbo d i- camus, caecitas haec excludit prudentiam carnis, non vero pruden - tiam spiritualem et supern a tu ra lem ...; excludit iudicium proprium, 28. Id., l. c ., p. 117 . 29. J. M .‘ de la Sgda. F am ilia, l. c., p. 169. 30. C. Cabeza, l. c ., p. 224. 31. L. o., p. 227. 32. C.A n iz , a r t. c., p . 330.

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