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CARLOS BAZARRA 105 En primer lugar y en un nivel ínfimo se da la mera realización de lo mandado. Solamente se encuentra el som etim iento de las potencias ejecutivas, sin que la voluntad ni el entendim iento hayan contribuido positivamente. Es un acto de obediencia material, forzado, que no al­ canza valor alguno virtuoso, por fa ltar la colaboración de las po ten ­ cias espirituales del hombre. Es la obediencia que se puede obtener de un an imal que ejecu ta lo que se le m anda por temor al castigo o por una recompensa sensible. En un nivel humano se encuentra el som etim ien to de volun tad ; ya en tram os en lo que es form alm en te obediencia, pues lo que la carac­ teriza es este sometim iento de voluntad. El hombre o súbdito se somete a la voluntad de Dios que se le manifiesta a través del superior. El nudo de la dificultad es el sometim iento del juicio. Evidentemen ­ te, con este sometim iento de la inteligencia la conform idad con Cristo es total, puesto que incluye además de la voluntad, el entendim iento. ¿Pero, en qué consiste esta sum isión intelectiva? ¿En no ver la mente del superior y aca tarla sin más, o en tratar de ver para identificarse con e lla? Los defensores de la obediencia ciega afirman que el som e­ tim ien to del ju icio es este aceptar sin ver. Los que propugnan la obe­ diencia racional o dialogada, defienden que en este tratar de com ­ prender la intención del m andan te se verifica el verdadero sometiento de nuestra razón. Todos convienen en reconocer obediencia perfecta la que incluye con form idad de voluntad y de entendim iento, pero difieren en explicar esta con form idad de entendim iento 20. Por ejemplo, para San Ben ito «el acto de obediencia, si es sobre­ natural, es decir, por D ios; si es voluntario, pronto, ferviente, sin mur­ muración n i réplica, sin guiarse del propio juicio, confiado en la auto­ ridad ,es acto perfecto» 21. Para San Bernardo lo más perfecto es «obedecer por caridad, in ­ cluso en cosas libres impuestas por el superior» 22. Santo Tom ás llega a decir: «Tanto videtur obedientiae promptior, quanto expressum praeceptum obediendo praevenit, volúntate supe- rioris intellecta» 2i. En estos tres santos no resulta difícil notar cierta progresión : des­ de obedecer sin murmurar y sin guiarse del propio juicio, pasando 20. V éanse los diversos p rob lem as de este asp ecto de la obed ien cia, en el estudio realiza do p o r J. M .' Escamez, L a ra cio n a lid a d d e la o b e d ie n c ia , C ien . T om ., 83 (1956) 271-303. 21. C. A n iz , C o n c e p to d e o b e d ie n c ia p e r fe c ta , C ien . T om ., 83 (1956) 314. 22. C. A n iz, a rt. c., p. 319. A - 23. 2-2, q. 104, a. 2. , . . - i . -

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